Música del padre de la música

Resurrección y Ascensión de Jesús, CPE Bach

¡Feliz miércoles! «Bach es el padre y nosotros somos los hijos». Esa frase podríamos haberla dicho cualquiera de nosotros, los que amamos la música. Sin embargo, en su tiempo fue dicha nada menos que por Mozart. En ese caso será mejor no llevarle la contraria al salzburgués, ¿verdad? El apellido Bach era un verdadero sinónimo de música (mucho más estrictamente de lo que pensamos) por lo que no extraña la frase. Lo curioso es que no se refiere a Johann Sebastian Bach...

C. P. E. Bach

Sino a su hijo Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788), compositor alemán nacido en Weimar. Fue el quinto hijo de J. S. y el segundo de los supervivientes. Fue el más innovador de la familia. Con siete años era capaz de tocar a primera vista las obras más complejas de su padre. Se graduó en Derecho en la universidad pero no ejerció. En 1740 era clavecinista del rey Federico II de Prusia y le acompañaba mientras el monarca tocaba la flauta. En 1768 cesó de sus trabajos para el rey y sucedió a Telemann como cantor del Johanneum de Hamburgo. Estilísticamente estaba alejado de la forma de componer de su padre y puede ser considerado casi como proto-romántico, maestro de la llamada Empfindsamkeit o «íntima expresividad». En algunos pasajes anticipa a Mozart y Haydn y su música se hizo tan famosa que el apellido Bach pasó a ser referirse a C. P. E.

Uno de sus oratorios (que vamos a escuchar completo) es La resurrección y ascensión de Jesús, Wq 240. Trabajó en esta obra entre 1781 y 1787, en colaboración con el libretista Karl Wilhelm Ramler y finalmente fue Breitkopf quien lo publicó. Bach  consideraba esta obra como una de sus mejores, algo que la audiencia de su tiempo corroboró. El libreto no es narrativo sino lírico y Bach lo asume con una gran riqueza en su lenguaje, con unas sutilezas llenas de encanto y una obra que está extraordinariamente bien organizada pero que cuenta con una gran libertad. Ese sentimiento del que Bach hacía gala en su música recorre la pieza con un aire fresco y moderno, poco estereotipado y menos previsible que otras composiciones del barroco. Sin duda, una obra que admiraron las generaciones posteriores.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Laura Verena Incko (soprano), Daniel Johanssen (tenor), Stephan Genz (barítono), la Hofkapelle München y el Vocalconsort Berlin dirigidos por Rüdiger Lotter.

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