Música para el pico de oro

Liturgia S Juan Crisóstomo, Ippolitov-Ivanov

¡Feliz viernes! Hoy la Iglesia recuerda a san Juan Crisóstomo, apelativo este que puede traducirse como «boca de oro» debido a las grandes dotes oradoras que tenía el santo. Hay mucha música (sobra todo de compositores rusos) compuestas alrededor de este día y alguna de ella vamos a disfrutar. No procederá de los maestros más conocidos (me estoy refiriendo a Tchaikovsky o Rachmaninov) sino a otro que compuso una música no menos intensa.

Mikhail Ippolitov-Ivanov

Hoy nos visita Mikhail Ippolitov-Ivanov (1859-1935), maestro ruso nacido en Gatchina. En sus composiciones vemos influencias de la música caucásica y georgiana. Parece ser que existía un crítico musical llamado Mikhail Ippolitov por lo que decidió añadir el nombre de soltera de su madre, Ivanov, para distinguirse de él. Es forjó un estilo en la década de 1880 y casi no lo abandonó a pesar de que murió avanzado el siglo XX. Ese estilo lo consiguió tras estudiar en el conservatorio de San Petersburgo con Rimsky-Korsakov y luego tener contacto con la música popular que llenó sus composiciones de melodías orientales. Dirigió la orquesta del teatro Bolshoi y así pudo estrenar las grandes óperas de Rimsky o Mussorgsky. Su interés por la música popular trascendió las fronteras rusas ya que escribió suites sobre temas catalanes o finlandeses; además de ello, escribió música de cámara y una sinfonía. Sus siete óperas no se han interpretado casi nada y de él casi conocemos un par de obras, lo cual es una pena porque su música merece mucho la pena.

Disfrutemos de su Liturgiia Sv Ioanna Zlatousta, op .37, es decir, la «Liturgia de san Juan Crisóstomo». La obra completa en sí no es demasiado conocida pero sí es cierto que algunos fragmentos de esta obra son cantados independientemente por algunos coros. Muchos consideran esta obra que está entre las mejores de la música coral rusa. La composición está formada por catorce números según las distintas partes de la liturgia. El coro, siempre dividido en cuatro voces, canta casi siempre con movimientos paralelos y homofónicos, propio de la música liturgia ortodoxa, pero aún así el compositor, con su mano maestra, consigue mantener la emoción a lo largo de toda la obra.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es del Coro de Cámara Lege Artis.

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