Oh, María

O Maria, Strozzi

¡Feliz sábado! La música relacionada con la Virgen ha tenido (y tiene, claro está) para muchos compositores y compositoras una atracción especial debido a que los textos, muchas veces tomado del Cantar de los Cantares, son sensuales, lo que permite que aparezcan elementos profanos que enriquecen la música religiosa.

Bárbara Strozzi

Algo de eso hizo Bárbara Strozzi (1619-1677), compositora italiana nacida en Venecia y fallecida en Padua. Su madre era «La Greghetta», sirviente de Giulio Strozzi, poeta veneciano y que puso a Bárbara Valle (la hija) como heredera única, seguramente hija. Esta fue incorporado por su padre adoptivo a las discusiones de las «academias« (reunión de intelectuales venecianos) donde afloró el talento de la muchacha. Esto lo vio especialmente Francesco Cavalli, quien terminó dándole clases. Bárbara fundó su propia academia, Accademia degli Unisoni, donde actuaba como cantante e instrumentista. Ahí cambió su nombre a Bárbara Strozzi, por el que fue conocida a partir de entonces. A menudo escribía la música como respuesta a los diversos retos que planteaban los miembros de la academia. Su modo flexible de componer hacia que saliese realmente airosa de ellos.

Escuchemos su motete O Maria quam pulchra es. Como todas sus obras religiosas, esta obra se encuentra en su colección Sacri Musicali Affetti de 1655; la colección está dedicada a Ana de Austria. La obra de hoy está dividida en diversas secciones. En la primera, la voz es sostenida mediante un robusto bajo para luego este, en la siguiente parte, imitar de alguna forma a la voz humana. Los pasajes se hacen más melismáticos y la música es especialmente sensual cada vez que la solista canta «O Maria». El aleluya final dota a la composición de un alegre broche de oro.

La interpretación es de Sophie Junker (soprano) y Voices of Music.

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