¡Feliz jueves! A la hora de acordarnos de nuestros polifonistas más insignes es posible que encabecen la lista Victoria y Morales y no nos acordemos tanto del maestro de hoy, que está también entre los grandes, formando ese triunvirato de quienes llevaron a la polifonía ibérica a las más altas cotas de calidad y cuya influencia perduró durante mucho tiempo.

Estaremos un rato en compañía de Francisco Guerrero (1528-1599), compositor español nacido y fallecido en Sevilla. Aquí tenemos otro niño prodigio ya que con solo dieciocho años (en algunas fuentes se dice que con diecisiete) fue nombrado maestro de capilla de la catedral de Jaén. En 1546 pasó a Sevilla para cantar en el coro de la seo del que se hizo cargo de forma efectiva en 1551 para, en 1574, ser nombrado maestro de capilla, puesto muy influyente de la catedral metropolitana. Tenía tal querencia por Sevilla (¡y quién no!) que excepto un viaje a Roma y otro a Jerusalén, con diario incluido, no se movió de la capital ya que estaba bastante ocupado. Por cierto, que el viaje a Tierra Santa lo hizo en 1588 y, tras él, nos dejó un pequeño librito con la descripción de ese periplo titulado El viage de Hierusalem (publicado en 1590). Su obra es sobre todo vocal, de carácter muy español y siempre llena de una intensa espiritualidad.

Disfrutemos de su motete O Domine Jesu Christe. Se trata de una composición a cuatro voces publicada en 1570 y especialmente compuesta para la liturgia del Domingo de Ramos. Las voces se imitan por pares (cantus con bassus y altus con tenor) y el motivo descendente del comienzo de ambos pares sirven para subrayar el carácter doliente y triste que anticipa los sufrimientos de Jesús que le llevaría a terminar matado en la cruz. El maestro, por otra parte, se permite una gran libertad a la hora de elaborar la polifonía, con grandes y expansivas melodías llena de carácter y de pura descripción escénica.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es de La Capella Reial de Catalunya dirigida por Jordi Savall.