Oh, dulcísima

O Dulcissima, Du Mont

¡Feliz sábado! La música barroca francesa está llena de una grandiosidad que la caracteriza pero también es capaz de mostrar momentos intimistas como ocurre en la música de hoy. Ha sido compuesta por un maestro no muy conocido, pero que ha aparecido por aquí antes.

Henri Du Mont

Hablo de Henri Du Mont (1610-1684), compositor belga nacido en el entorno de Lieja. Era también organista y clavecinista y entre sus composiciones están también las obras religiosas. El Du Mont maduro fue contemporáneo del primer Delalande y de Lully, por lo que es normal que se comparen sus obras. En 1660, fue nombrado organista de la reina María Teresa y ese pasó a ser su periodo más fructífero. Sus obras se caracterizan por una intensa línea melódica soportada por un bajo continuo (se dice que él fue quien lo introdujo en Francia). En sus grandes obras, las voces adquieren una fuerte independencia, cosa que consigue de forma mejor que lo que hicieron Lully o Pierre Robert. Es más, muchas de sus obras contienen diálogos entre Dios, los ángeles y los pecadores, constituyéndose así en verdaderas sucesoras del oratorio.

Vamos a escuchar su motete O Dulcissima. Es uno de los llamados grand motets, de los que Du Mont llegó a ser un maestro pionero. Los solistas y el coro se complementan mediante las cuerdas y las flautas y la música va fluyendo con una gran serenidad, de forma que la súplica a la Virgen se convierte en una música que nos va acunando. Parece ser que fue publicado con posterioridad a 1673, porque aparece en la obra un haute-contre de violon, que por ese tiempo llegó a formar parte del conjunto. Este motete, en concreto, apareció en 1679, cuando ya estaba plenamente vigente la hipótesis de las cuerdas a cinco partes (el trío normal además del haute-contre de violon y el taille de violon).

La interpretación es del Ensemble Correspondances dirigido por Sébastien Daucé (habrá que hacer clic en el enlace para verlo directamente en YouTube).

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