Oh, estrella de la mañana

O Morgenstern, Pärt

¡Feliz viernes! ¡Feliz día de Nochebuena! Hoy nace Dios, la estrella de la mañana que vino a darnos luz y a quedarse definitivamente con nosotros. La música de hoy es una gran maravilla, una nueva miniatura de ese gran mago de los sonidos que es el compositor del este que de vez en cuando aparece por aquí.

Arvo Pärt

Es Arvo Pärt (1935), compositor estonio nacido en Paide. «Para mi [componer] es como respirar. Es mi vida. ¿Qué hace un niño cuando juega solo? Canta. ¿Qué canta? Está feliz por algo bonito, algo lo inspira. Esto es algo saludable, bastante natural. Para los adultos este estado es considerablemente más complejo ya que esta armonía se hace añicos, se pierde. Pero, ¿puedo existir sin componer? La música es mi lenguaje. Mi música puede ser mi secreto interior, incluso mi confesión. Pero, ¿cuál es mi confesión? No me confieso en la sala de conciertos frente a la audiencia. Se dirige a instancias superiores. La necesidad de componer tiene muchas capas. Son como puentes superpuestos y nunca sabes por el que pasas. Algunos son peligrosos y puedes caer. Y lo más importante: no puedo decir con miles de frases lo que digo con unas cuantas notas».

Vamos a escuchar O Morgenstern. Se trata de una de sus Siete Antífonas para el Magníficat, para coro, compuestas en 1988. Sigue, como no podía ser menos, su estilo de tintinnabuli, que él mismo inventó. Hoy escuchamos una obra delicada, casi una oración que tiene más de silencio que de sonido, saludando a Cristo que es el esplendor de la Luz Eterna. Las voces van alternándose entre el modo mayor y el menor (sopranos y tenores, altos y bajos), con lo que la obra está rodeada de un misterio muy especial. Sirva esta pieza de felicitación navideña con mis mejores deseos.

La interpretación es del National Youth Chamber Choir of Australia.

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