Ópera para un escultor

Obertura de Benvenuto Cellini, Berlioz

¡Feliz miércoles! Si te preguntase ahora por una serie de escultores seguro que te vienen a la mente los más famosos: Miguel Ángel, Bernini, y algunos más (sobre todo italianos). Aquel a quien está dedicada la obra de hoy es posible que no te venga al principio pero sí es uno conocido. Yo sabía de él por la obra de hoy y me dio una gran emoción cuando vi un cristo de él en El Escorial. ¿Te suena? ¡Pero no vamos a hablar de escultura sino de música!

Hector Berlioz

Por eso, te presento al compositor, que es Hector Berlioz (1803-1869), compositor francés nacido en La Côte-Saint-André. Parece ser que uno de los talentos naturales de Berlioz era hacer enemigos, sobre todo con su actividad como crítico. Igualmente ha crítica era despiadada con sus obras. Pagaini era un admirado seguidor de las obras del francés. Después de que Paganini escuchase su «Harold en Italia», se cuenta que se arrodilló ante Berlioz y llegó a compararlo con Beethoven. De hecho, el violinista estaba tras esa composición, nacida como concierto para viola y orquesta, para que el italiano estrenase su nueva viola Stradivarius. Sin embargo, Berlioz dejó aparcada la obra y solo la retomó tras leer «Las peregrinaciones de Childe Harold». A pesar de su feroz crítica hacia propios y extraños, Berlioz no carecía de amigos. Yo creo que es algo casi característico de los maestros: la balanza equilibrada tanto en amigos como en enemigos; en esto Berlioz también fue todo un experto.

No es esa la obra que vamos a escuchar hoy (que ya ha aparecido por aquí) sino su obertura de la ópera «Benvenuto Cellini». A ese es el famoso escultor al que me refería en la entrada. Se trata (solo la obertura y no tanto la ópera) de una de las composiciones más famosas de Berlioz. Berlioz detestaba la música italiana pero sus obras más inspiradas nacieron tras una estancia allí. La ópera fue un fracaso cuando la estrenó (en 1838) pero la obertura sí contaba con música llamativa y atrayente. Como siembre, la música es vibrante y capta perfectamente nuestra atención. Es una mini-ópera en sí misma y, tras la fanfarria inicial, encontramos momentos dramáticos, líricos, apasionados pero todos llenos de fuerza.

La partitura de la obra (de la ópera entera) puedes descargarla aquí.

La interpretación es de la Orquesta Hallé dirigida por Mark Elder.

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