¡Feliz viernes! Si sigues puntualmente este humilde blog (tienes que ser muy fiel) sabrás que cada 11 de septiembre tenemos una celebración especial. No es porque nos acordemos de esos terribles atentados en Estados Unidos sino porque celebramos el cumpleaños del que quizá es el compositor vivo más importante y cuya música a mí me encanta. De hecho, me la he escuchado completa hasta el momento.

Me refiero a Arvo Pärt (1935), compositor estonio nacido en Paide. Puesto que, como he dicho en la introducción, nació un 11 de septiembre, desde aquí: ¡felicidades, maestro! Como es normal, recibió influencias de diversas fuentes (como el serialismo) pero se creó su propio estilo personal que no ha abandonado. Empezó siendo tan radical que muchas de sus obras fueron prohibidas en la Unión Soviética. Lo que hizo es que se dedicó a estudiar la música medieval y renacentista, algo que indudablemente evocaba ambientes religiosos y litúrgicos. Su estilo se fundamenta en esta etapa y se basa en dos voces que se relacionan íntimamente, muy al estilo de los comienzos polifónicos medievales. Nada de eso agradó a las autoridades soviéticas, quienes le permitieron mudarse a Viena y luego a Berlín, donde terminó estableciéndose.

Vamos a escuchar su obra titulada Vater unser. Es una obra compuesta en 2005 para voz de niño y órgano o piano. Se basa en el padrenuestro  y con el tiempo Pärt terminaría dedicándole la obra al papa Benedicto XVI. Se fundamenta en una melodía independiente y simple subrayada por el acompañamiento armónico. Todo ello hace que la música tenga un carácter muy directo y emocionante, siendo una verdadera oración a Dios y a su Hijo. Lo cierto es que la pieza es eso: un pequeño momento de reflexión y de adoración por encima de otros aspectos musicológicos y estéticos. Por sugerencia del contratenor Andreas Scholl, Pärt arregló la obra para esta cuerda vocal y orquesta de cuerdas, que por supuesto terminó estrenando el propio intérprete.

La interpretación es de Lluís Travesset, perteneciente a la Escolanía de Montserrat.