Pequeño rondó
¡Feliz lunes! Encaramos ya la última semana de febrero de tal forma que ya en el fin de semana estaremos en marzo. Vamos a inaugurarla con una obra muy desconocida de uno de los grandes nombres de la Historia de la Música, ambas con mayúsculas porque mayúsculo es su arte y sus composiciones solo pueden calificarse de memorables. La de hoy es de una belleza especial, una verdadera joya que solo están alcance de los grandes compositores. ¡Qué delicia!
Hoy te traigo su Rondino para vientos en Mi Bemol Mayor, WoO 25. Concretamente está compuesto para dos trompas, dos oboes, dos clarinetes y dos fagotes. Ciertamente es una obra considerada menor pero cuando la escuches te preguntarás por qué. Probablemente fue compuesto hacia 1793 y puede que fuese concebido como movimiento final de su octeto. Algo tuvo que pasar por la mente del maestro ya que la obra no se publicó hasta 1830. Comienza con una nostálgica melodía, a modo de lamento, de la trompa que pronto retoma el clarinete para construir una especie de aria llena de delicadeza y de diálogo con el oboe. La trompa vuelve a aparecer con su quejido ya que en un rondó se va repitiendo insistentemente un tema fijo. Aparecen disonancias y la flauta y el oboe ejecutan arabescos y la obra alcanza una intensidad con un tono clasicista que no puede ser más romántico.
La partitura de la obra puedes conseguirla aquí.
La interpretación es del Conjunto de Vientos de Holanda.