¡Feliz viernes! Para este día quizá venga bien la fuerza juvenil del maestro que nos visita dos veces al mes. Es verdad que la obra de hoy no es de las grandes grandes pero ya en ella el maestro apunta unas buenas maneras. Retoma las enseñanzas de los grandes maestros del género y él las hace suyas para decirnos por dónde irá en este género y cómo empezará a alcanzar la verdadera meta, que está en la cima.

Ese asiduo compositor es Ludwig van Beethoven (1770-1827), compositor alemán nacido en Bonn. Con Haydn Beethoven perfeccionó el contrapunto, algo que le resultaba bastante tedioso. Al de Bonn le resultaba aburrido atenerse a esas estrictas reglas y le desagradaba estar siempre fijándose en pequeños detalles que no le llevaban a nada. Después de que Beethoven muriese el también compositor Johann Baptist Schenk confesó que Beethoven contactó con él para que le corrigiese sus ejercicios de contrapunto antes de presentárselo a Haydn. Ambos llevaron esto en secreto pero, cuando «papá Haydn» se enteró se enfadó mucho y se sintió defraudado, minando algo las relaciones entre alumno y profesor.

Se estrenó en el género sinfónico con esta Sinfonía n.º 1 en do mayor, op. 21, que recibió su primera interpretación en 1800 y está dedicada al barón van Swieten. Parece (solo parece) que el Adagio molto inicial comienza de forma equivocada, algo que pensaron los críticos de su época. El Allegro con brio que le sigue tiene una energía arrolladora, seguro que sí del gusto de todos. El segundo movimiento es un Andante cantabile con moto, con un tema en forma fugada que se alterna con otras conseguidas melodías. El scherzo está marcado Allegro molto e vivace y parece más bien un minueto. Termina la obra con un Adagio que da paso a un Allegro molto e vivave. Tras las primeras escalas lenta, los sonidos rompen en la típica alegría desbordante de un Beethoven en estado inicial pero que ya apunta maneras... ¡y qué maneras!

La partitura de la sinfonía puedes descargarla aquí.

La interpretación es de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt dirigida por Andrés Orozco-Estrada.