De Profundis

De profundis, Schönberg

¡Feliz jueves! Ya empezamos a caminar por la Cuaresma y escucharemos música que nos ayuden a profundizar algo más en este tiempo de penitencia y de preparación interior. La de hoy es muy adecuada. Proviene de un compositor muy influyente pero cuya música quizá se ha rechazado a menudo.

Arnold Schönberg

Nos visita Arnold Schönberg (1874-1951), compositor austríaco nacido en Viena. Fue un compositor muy controvertido que tuvo la capacidad de causar un amor y un odio casi a partes iguales. Desde su juventud mostró su talento como compositor y casi realizó unos estudios rudimentarios. A partir de 1910 comenzó a componer en un sistema atonal (aunque él lo llamó pantonal) que rompía radicalmente el molde de la tonalidad tal y como la conocemos. Le transmitió sus conocimientos a sus dos alumnos, Alban Berg y Anton Webern, quienes llevaron a cabo este sistema, incluso de forma algo más radical en el caso de Webern. Los tres forman la llamada Segunda Escuela de Viena (frente a la primera formada por Haydn, Mozart y Beethoven).

Apreciemos su calidad con su De profundis, op. 50b; composición de 1950 dedicada al estado de Israel. Su intención fue componer una obra que no fuese demasiado complicada. Le escribió a quien le encargó la obra: «Si ya la ha interpretado me gustaría saber cómo fue, es decir, cómo surgió el carácter dramático producido por la alternancia entre las voces que hablan y cantan. También querría saber si, como director de coro, aprecia grandes dificultades a la hora de interpretar la pieza». Schönberg agrupa las seis voces casi de dos en dos pero sin llegar a la monotonía. Tras las primeras palabras, habladas y sostenidas por acores, el clímax se alcanza en las palabras «Redimirá a Israel», con las sopranos alcanzando un registro casi extremo.

La interpretación es de Eastman Chorale.

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