Réquiem

Requiem, Schnittke

¡Feliz miércoles! Hoy es el día en el que recordamos de una forma especial a los difuntos y, como no podía ser menos, vamos a escuchar un réquiem. El compositor de hoy es uno de esos polivalentes donde los haya, quizá uno de los que tenía el estilo más diverso.

Alfred Schnittke

Es Alfred Schnittke (1934-1998), compositor ruso nacido el Enguels. Quizá todo es producto de su biografía, tan variada como su catálogo. Nació judío pero luego se convirtió a un cristianismo de tintes personales. Fue dado a luz en Rusia pero luego marchó a Alemania (donde murió). Su padre fue enviado a trabajar a Viena y allí el joven Alfred se empapó de todo el arte musical de la ciudad. Trabajó luego en el conservatorio de Moscú y como compositor de música para películas. En la década de 1960 empezaron a ver la luz sus obras más maduras, bajo la influencia de Shostakovich y Nono. Siguió interesándose en las corrientes más contemporáneas como la música aleatoria; fue el primer compositor en introducirla en Rusia. Su música fue interpretada por grandes maestros (Kremer, Bashmet, Rostropovich) y, en sus años finales, se fue haciendo oscura e influida por ese particular cristianismo con que terminó viviendo.

Escucharemos su Requiem. Fue compuesto en a mediados de la década de 1970. Curiosamente, la música se inspira en el Don Juan de Schiller, por lo que es una obra de contenido religiosa camuflada sobre una obra de teatro. Ese poliestilismo de Schnittke está presente ya desde la elección de la instrumentación de la obra: coro, trompeta, trombón, celesta, piano, órgano, bajo y guitarra eléctricos y percusión (entre la que hay una batería). Es una obra de una sonoridad poderosa, llena a la vez de misterio hacia la muerte y misticismo, todo descrito de una forma amplia, tranquila y magnífica. La idea del réquiem surgió tras componer su quinteto con piano, dedicado a su madre fallecida. Tanteó cosas para ese quinteto pero le salieron más de carácter vocal que instrumental y las rechazó para aprovecharlas en esta obra de hoy más amplia.

La interpretación es del Mogens Dahl Chamber Choir.

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