¡Feliz lunes! Espero que esta semana que comienza hoy se desarrolle sin muchos sobresaltos. Tiene de especial que en ella dejaremos atrás el inusual verano y nos adentraremos en un no menos atípico otoño. Algunos ríos tienen tal impronta que son internacionales por su presencia en multitud de situaciones. El de hoy, descrito en música, es uno de los más famosos... Y no es el Moldava.

Primero quien compuso la música. En este caso, Elizabeth Maconchy (1907-1994), compositora británica nacida en Broxbourne. No pudo graduarse en el Royal College of Music por el simple hecho de ser mujer y, por tanto, «se casaría y no compondría nada» (en palabras de los casposos miembros de la institución). Sin embargo, Maconchy se convirtió en uno de los compositores (de ambos géneros) británicos más importantes de su tiempo. Desde los seis años estaba componiendo música y en la institución antes mencionada estudió con Vaughan Williams, quien sería amigo de ella de por vida; completó sus estudios en Praga. Fue una pionera de la difusión de la música contemporánea en Gran Bretaña. Su ciclo de cuartetos de cuerdas es uno de los hitos de la música del pasado siglo XX.

Disfrutemos de su obertura Proud Thames, aunque en realidad es un pequeño poema sinfónico. Fue estrenado en 1953 por Malcolm Sargent. Presenta interesantes momentos que podemos calificar de minimalistas, sobre todo al final de la composición. Los metales recuerdan en todo momento los sonidos del poderoso río Támesis. La pomposidad de la pieza y la nobleza británica se ponen de manifiesto porque el título original de la composición fue Obertura de la coronación, compuesta para la nueva reina del país, Isabel II. La obra fue del gusto del jurado del Concurso del Consejo del Condado de Londres ya que terminaría ganándolo. De nuevo, esta mujer, de la que se pensaba que debía estar en casa sirviendo a su marido, demostró que era una de las figuras más importantes de su época.

La interpretación es de la Orquesta Filarmónica de Londres dirigida por Vernon Handley.