¡Feliz sábado! Hoy escucharemos música para la dueña del mar, protectora de quienes frecuentan el mar y de todos nosotros. Vamos a escuchar hoy una composición impresionante, y está dedicada a la Madre de Dios, como es lo habitual cada sábado en este pequeño rincón.

Nos visita hoy Marcel Dupré (1886-1971), compositor francés nacido en Ruan. Su madre era pianista y su padre profesor de música y organista, por lo que ambos le dieron al hijo una sólida formación musical. Su abuelo también era organista, amigo de Cavaillé-Coll, quien construyó a la familia un órgano para instalarlo en su propia casa. Con dieciséis años empezó a estudiar piano y órgano en el Conservatorio de París y, en 1914, ganó el famoso Premio de Roma. En 1934 sustituyó a su maestro Charles-Marie Widor como organista en San Sulpicio. Se decía que la flor y nata de la sociedad parisina se congregaba en el templo cada domingo para escuchar cómo manejaba los teclados. El órgano le fascinaba tanto que no solo era un maestro tocándolo sino que compuso una gran cantidad de órgano para este instrumento.

Escuchemos su Ave Maris Stella, op. 18, por supuesto para órgano, publicada en 1920. En realidad, escuchamos cuatro piezas con este título que forman una pequeña unidad. En la primera escuchamos un canon en el que la melodía gregoriana se repite una quinta inferior con un contrapunto rápido y ágil. En la segunda de ellas, la melodía aparece claramente en el tenor aunque rodeada de un sugerente soporte. En la tercera escuchamos un fragmento en forma de coral que bien puede recordarnos a Bach. Termina la obra con un amén final en el que también se expone la melodía, esta vez en forma de una tocata.

La interpretación es de Robert McCormick al órgano.