Salve, estrella del mar

Ave Maris Stella, Dupré

¡Feliz sábado! Llegamos al día en el que escuchamos música dedicada a la Virgen. Hoy he decidido traer este himno muy característico de la gente del mar que le piden a la Virgen su protección. Con su texto, como es obvio, abunda la música vocal pero también la puramente instrumental, de la que hoy escucharemos un perfecto y asombroso ejemplo.

Marcel Dupré

Salió de las manos de Marcel Dupré (1886-1971), compositor y organista francés nacido en Ruan. Hay quien lo ha calificado como el Paganini del órgano. Su conocimiento de la técnica del instrumento era completo, algo que aprovechaba especialmente cuando improvisaba. Quizá pueda sorprender más su prodigiosa memoria ya que era capaz de interpretar sin partitura alguna toda la obra completa de Bach. Su padre, que también era organista, fue quien le pasó el testigo del gusto por el instrumento. Con solo diez años ya dio su primer recital y con doce era el organista titular de St. Vivien de Ruan. Su amistad con el gran organero Aristide Cavaillé-Coll hizo que este le fabricase un instrumento que fuese instalado en la casa de la familia, lo que permitía que su práctica fuese casi constante. En el conservatorio de París fue discípulo de Guilmant, Vierne y Widor.

Escuchemos la antífona Ave Maris Stella para órgano. Pertenece a su colección Vêpres du commun des fêtes de la Sainte Vierge, op. 18, de 1919. Está dividida en cuatro partes. La primera es sencilla y presenta una textura a tres voces en la que la melodía gregoriana aparece en la mano derecha y en el pedal en un canon a la cuarta. Tras esta breve sección, en la segunda la melodía suena en la mano izquierda. El pedal la sostiene con notas largas mientras que la mano derecha ejecuta acordes con registros suaves en una típica sonoridad de Dupré. En la tercera, el coral vuelve a la mano derecha pero está muy ornamentada en estilo de Bach, tal y como indica el propio compositor. La última está llena de furia porque representa el amén final. Las dos manos ejecutan un intrincado pasaje en semicorcheas y el coral gregoriano vuelve a las notas graves del pedalero.

La interpretación es de Robert McCormick al órgano de la iglesia de San Pablo de K Street en Washington DC.

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