¡Feliz viernes! ¿Qué mejor forma de introducirse en el primer fin de semana este mes de julio que con bella música religiosa. Es de un compositor que creí que lo había traído antes pero me parece que nunca lo hemos tenido aquí. De nuevo, vamos a descubrir un nombre que no queda ahí sino que no nos deja indiferentes porque la música que compuso es de una gran belleza. Espero que te guste y que disfrutes el momento.

Se trata de Claudio Merulo (1533-1604), compositor italiano nacido en Corregio. Su apellido original era Merlotti (que significa 'mirlo') pero lo latinizó. Estudió con Tuttovale Menon y Girolamo Donato y en 1556 fue nombrado organista de la catedral de Brescia. Sin embargo, en 1557, el mismo puesto quedó vacante en San Marcos de Venecia y lo consiguió venciendo a Andrea Gabrieli. El dogo le tenía en gran estima y le recompensó con un buen sueldo. Se le encargó componer música para los acontecimientos más importantes de su tiempo. Su habilidad componiendo era tal que era considerado el mejor organista de su tiempo a la vez que un gran pedagogo del instrumento, desarrollando ampliamente la técnica. Tras morir por una peritonitis, fue enterrado en Parma, cerca de Cipriano de Rore y después de ser honrado con funerales de estado.

Impresionante es la Misa a 12 voces de la que vamos a escuchar su Sanctus. Sin duda, las características de la basílica de San Marcos permitían grandes composiciones como esta, con la técnica de los cori spezzati (aunque en este santo no se aprecia). El maestro usa tres coros de cuatro voces y la composición fue publicada póstumamente en 1609 (y ha estado desaparecido durante todos estos siglos). Sin embargo, Merulo nos regala aquí una música sosegada, con una polifonía impresionante, entrelazando las voces de una forma especial y con un contrapunto de lo más cuidadoso y exquisito. Una obra de lo más refrescante y a la vez profunda para este tiempo, lleno de incertidumbres pero necesitados de interioridad.

La interpretación es de Cantar Lontano dirigido por Marco Mencoboni.