¡Feliz martes! Creo que esta sonata nueva la he traído por aquí, a pesar de ese título tan propio para este tiempo litúrgico. En cualquier caso, no es una composición pensada para la celebración pero sí puede ser buen momento para acordarnos de ella así como de su compositora, que tiene un apellido muy conocido.

Es Fanny Mendelssohn (1805-1847), compositora alemana nacida en Hamburgo. Los dos hermanos Mendelssohn, desgraciadamente, murieron jóvenes: mientras que Felix murió con 38 años Fanny lo hizo con 41. La familia Mendelssohn se estableció en Berlín tras la ocupación napoleónica en Hamburgo. El gran talento musical de Fanny fue cultivado pronto y en poco tiempo fue un a reconocida compositora y pianista, similar a como lo era su hermano. Sin embargo, su padre se oponía a que su hija hiciese una carrera musical, al igual que su hermano. Una vez casada viajó a Italia y allí fue reconocido su talento musical. Eso le hizo ganar mucha confianza y se pudo a componer de una forma más intensa. Durante su vida, su música no fue para nada todo lo apreciada como debía y ni siquiera se publicó. Fue en el siglo XX cuando se redescubrió y poco a poco se va poniendo en su lugar.

Recientemente se ha redescubierto su Sonata de Pascua. Durante mucho tiempo ha sido atribuida a su hermano Felix pero la musicóloga Angela Mace Christian ha demostrado que no es así. Es su segunda sonata para piano y no recibió ningún reconocimiento público durante su vida. La composición es grandiosa, mirando hacia la obra de Beethoven y Bach. La relación del título con la Pascua viene del trémolo que se puede escuchar en el último movimiento, que sugiere una referencia a leyenda según la cual la resurrección de Jesús produjo un terremoto. El grado de ambición que tiene la pieza nos hace apreciar lo gran compositora que era Fanny. La obra data de 1828.

La interpretación es de Éric Heisieck al piano.