Sonata en femenino

Sonata duodécima, Leonarda

¡Feliz martes! Para este día he elegido una música muy bella, doblemente femenina por su compositora y por su intérprete, de gran renombre. Además, vamos a comprobar que ese carácter fememino no le da más calidad (lo que escuchamos no es bueno porque intervengan mujeres) sino que la tiene en sí misma. Por encima de todas estas cuestiones, nos quedamos con la música, que es lo importante.

Isabella Leonarda

Nos visita Isabella Leonarda (1620-1704), compositora italiana nacida en Novara. Ese fue el nombre que eligió al entrar como monja ursulina y casi toda la música que compuso es vocal, tanto religiosa como profana; también nos regaló algunas perlas instrumentales enclavadas en plena moda barroca. El 1636 entró como novicia en el convento de Santa Úrsula y, en 1640, Gasparo Casati se encargó de publicar su obra, en un único volumen dedicado a ella. Poco a poco sus composiciones se fueron publicando de forma regular, a la vez que llegó a ser superiora y luego consejera regional de las Ursulinas. Una colección de sonatas suyas para violín apareción en 1693, por lo que quedó claro que Leonarda era una de las grandes compositoras de su tiempo.

Vamos a disfrutar de su Sonata duodécima. Pertenece a su opus 16 (publicado en 1693) de sonatas para violín con la particularidad de que, mientras las once primeras están escrita en forma de sonatas en trío, la última, esta lo es para violín solo. Está compuesta a base de yuxtaposiciones de fragmentos de una forma bastante libre y con un amplio lugar para que el solista improvise. No es para nada descabellado decir que se asemeja a una de sus composiciones vocales. Una obra de la más alta calidad.

La partitura de la obra se puede descargar aquí (página 133 del pdf).

La interpretaión es de Rachel Podger (violín) y Daniele Caminiti (tiorba).

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