Sonata para oboe

Sonata para oboe, Saint-Saëns

¡Feliz miércoles! Para todos estos días, a mí por lo menos, la música me está resultado no solo una gran compañera sino un magnífico consuelo. Hoy te traigo una breve obra de un compositor que no es todo lo bien conocido que debiera y que suele estar en el repertorio por solo unas pocas (creo que demasiado pocas) composiciones, lo cual es muy injusto. Vamos a conocerlo con algo más de profundidad con una obra algo desconocida.

Camille Saint-Saëns

El maestro al que me refiero es Camille Saint-Saëns (1835-1921), compositor francés nacido en París. Compuso prácticamente en todos los géneros posibles, desde óperas a obras de cámara, como la que nos ocupa hoy. Su talento fue precoz ya que con dos años recibió lecciones de piano y con tres compuso su primera obra. Con diez añitos dio concierto tocando, entre otros, el tercero para piano de Beethoven. En 1848 entró en el conservatorio parisino y estudió seriamente órgano y composición. En una época complicada sentimentalmente compuso grandes ópera y, tras superar una depresión comenzó a interesarse por África, algo que plasmó en sus obras también. Fue más reconocido como gran composición fuera de Francia, sobre todo en Inglaterra y América, donde los consideraban el mejor de comienzos del siglo XX. En las últimas dos décadas de su vida parece que llevó una existencia solitaria, acompañado por sus perros. La querencia por África le llevó a vivir allí, donde terminaría muriendo.

Vamos a escuchar su Sonata para oboe y piano en re mayor, op. 166. Aunque fue compuesta en año en que murió, para nada es una obra demasiado conocida. Precisamente, en esos años finales se dedicó a componer una sonata para cada instrumento de viento que fuesen obras cumbre dentro de la literatura para cada uno de ellos. Esta está dedicada a Louis Blas, gran virtuoso del oboe. El piano se mezcla perfectamente con el oboe y este está tratado con un gusto y una sabiduría exquisitos. Saint-Saëns hace extraer a los instrumentistas unas melodías que casi pueden calificarse de sublimes y la estructura general de la obra está perfectamente equilibrada. A pesar de que el genio del maestro está presente en esta miniatura, no fue muy interpretada en su tiempo aunque gozaban del beneplácito de sus dedicatarios.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Guido Ghetti (oboe) y Amadeo Salvato (piano).

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