¡Feliz sábado! El stabat mater es una música propia de Semana Santa pero siempre es agradable disfrutarlo en cualquier momento. Es mas, si viene de la mano del increíble compositor de hoy, seguro que nos maravillará aún más. No es la faceta más conocido del maestro de hoy, lo cual es una verdadera pena.

Hoy nos visita Antonio Vivaldi (1678-1741), compositor italiano nacido en Venecia. Fue bautizado justo al día siguiente de haber nacido. Hay dos hipótesis para eso: la precaria salud con la que el bebé nació o también el terremoto que sacudió la ciudad el día de su nacimiento; sus padres se llenarían de temor y decidirían bautizar al hijo. Parece ser que durante toda su vida estuvo aquejado de strettezza di petto, algo así como estrechez de pecho. Ella le llevó a padecer también asma, lo que dificultaba su vida diaria hasta el punto de que incluso le impedía hablar con normalidad. Fue ordenado sacerdote en 1703 pero parece que ese asma no le permitía también decir la obligada misa diaria... o él decía que se lo impedía, que todo es posible.

Me parece que nunca habíamos escuchado su Stabat Mater, RV 621. En el Ospedale della Pietà Vivaldi no se encargaba de la música religiosa sino que eso lo hacía el maestro del coro. Sin embargo, tuvo oportunidad de demostrar su talento con la música de iglesia en 1711 para le Chiesa della Pace en Brescia, para la que escribió esta obra maestra. Usó solo diez de los veinte versículos y estableció la obra como para las vísperas. Uso una forma de estrofa bastante estricta, repitiendo la música de los movimientos 1-3 en los 4-6 y los restantes tienen música nueva. El modo siempre es menor (principalmente fa) y el tempo es en general bastante lento, como correspondería al texto que se está meditando. La obra está intencionadamente coloreada de oscuro, algo especialmente relevante en el Eja mater, dramático a más no poder. Al final todo se acumula en el espectacular Amén final, pero con algo de más luz.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Marion Newman (alto) y Aradia Ensemble dirigido por Kevin Mallon.