Suena la salve

Salve Regina, Schlick

¡Feliz sábado! Siempre me es agradable traer a un nuevo compositor. En este caso, además, nos vamos a remontar a épocas algo antiguas para conocer a un hombre que fue toda una institución pero del que actualmente no se conservan muchas obras.

Arnolt Schlick

Nos visita hoy Arnold Schlick (c. 1460-1521), compositor alemán que pudo haber nacido en Heidelberg (algo que los estudiosos han deducido por el tipo de alemán con que escribía). En 1486 tocó en la elección de Maximiliano I al trono imperial y un testigo del momento dijo que «el órgano fue tocado por un hombre ciego... y fue muy agradable de escuchar». Parece ser que esta dificultad de ser ciego fue confirmada por su hijo Arnolt el joven. En 1491 inauguró el órgano de la catedral de Estrasburgo y se fue dedicando poco a poco a probar nuevos instrumentos: Haguenau, Speyer, etc. En 1516 viajó a Torgau y tuvo oportunidad de conocer a Hofhaimer en la corte de Sajonia. Escribió una obra, Spiegel der Orgelmacher und Organisten, que fue el primer tratado en alemán sobre la organería y el arte de tocar el órgano.

Escuchemos su Salve Regina para órgano. En esta obra demuestra sus habilidades a la hora de elaborar un contrapunto basado, claro está, en el canto llano de la salve. Vemos cómo el bajo proporciona un extraordinario sustento a la pieza y, aunque este no vuela de la misma forma que lo hacen las voces superiores, sí que goza de la suficiente independencia como para servir de interlocutor con las voces aguda. En la última parte Schlick utiliza el pedal, que resuena especialmente de una forma bastante poderosa.

La interpretación es de Bernard Foccroulle.

Volver arriba