¡Feliz lunes! Otra semana que empezamos (y otra que se nos va, ¡el tiempo vuela!) y lo vamos a hacer con uno de esos compositores de renombre, que aparece en todas las antologías y en los libros de texto. Quizá no lo vamos a escuchar en uno de los géneros, el sinfónico, que lo han hecho famoso pero en las pequeñas perlas también se aprecia el arte de los grandes compositores.

Hoy nos visita Johannes Brahms (1833-1897), compositor alemán nacido en Hamburgo. Ya a los siete años se incorporó al mundo musical cuando empezó a tocar el piano. Su familia se dio cuenta inmediatamente que el pequeño Johannes tenía talento y lo enviaron a estudiar con un profesor llamado Otto Cossel. Un americano se fijó en él y le invitó a hacer una gira de conciertos por su país pero no pudo ir debido a su corta edad. En su lugar, se puso a estudiar con algunos de los mejores profesores de Hamburgo y empezó a componer también. Sabía que existía un gran compositor llamado Robert Schumann y decidió enviarle algunas de sus primeras partituras para que le dijese su opinión; sistemáticamente Schumann se los devolvía sin abrir.

Escuchemos su lied titulado Sommerabend, op. 85 n.º 1. Tiene texto de Heinrich Heine. Es un típico ejemplo de cómo Brahms sabía darle una intrincada sutileza a ese maravilloso poema, con lo que obtiene una bella miniatura. Esa tarde de verano, ya con menos minutos de luz, desembocan en la noche a la vez que la línea vocal va cayendo, acompañada de unas síncopas cromáticas. Brahms cambia la melodía casi en cada versículo del poema de forma que constantemente se están respondiendo el cantante y el piano.

La partitura de la obra puede descargarse aquí.

La interpretación es de Christie Phillips (soprano) y Mark Irchai (piano).