Toda una sinfonía

Sinfonía 1, Max Bruch

¡Feliz viernes! Eso es lo que vamos a escuchar hoy. Sin embargo, no proviene de uno de esos grandes nombres que todos tenemos en mente cuando pensamos en el gran repertorio sinfónico. A pesar de todo, la obra de hoy es soberbia como ella sola.

Max Bruch

Es de Max Bruch (1838-1920), compositor alemán nacido en Colonia. Hoy es recordado por sus conciertos para violín pero sus obras corales también fueron famosas en el siglo XIX. Parece ser que lideraba la conocida como composición tradicional romántica hasta que a Brahms le dio por componer su primera sinfonía. Se ganó a pulso ser tildado de conservador porque se opuso tanto a Wagner y a Liszt como a otros modernos como Strauss, Wolft o Reger. Ese sambenito se le ha quedado, pero eso no le resta nada a su música, de una grandísima calidad. Su música es escasamente interpretada hoy salvo por dos o tres (literalmente) composiciones. Al final de sus días era más conocido como profesor y director de orquesta que como compositor.

Disfrutemos de su Sinfonía n.º 1 en mi bemol mayor, op. 28. El director Herrmann Levi fue quien lo animó a componer esta obra, que empezó en Coblenza y terminó en Sondershausen y terminó dedicando a Brahms. Tras una pequeña introducción en el primer movimiento, es presentado el tema; el segundo es más lírico. El Scherzo es el sol menor y recuerda mucho a los sonidos de Mendelssohn; el trío del mismo está en el modo mayor también de sol. El movimiento lento, Quasi Fantasía, Grave, está en mi bemol mayor y es algo oscuro, aunque emocionante gracias a los solos del chelo, oboe, clarinete y viola. El último movimiento tiene forma sonata tripartita y con un gran vigor rítmico. En el segundo tema aparecen unos bellos ritmos cruzados.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de la Orquesta Sinfónica de la WDR dirigida por Cristian Măcelaru.

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