Trinidad de maravillas

Trío op. 38, Beethoven

¡Feliz jueves! Va a venir de la mano de uno de los grandísimos maestros que de vez en cuando aparecen por aquí para darnos una lección magistral, si bien no con algunos aspectos de su vida sí con cada uno de los compases que escribió.

L. v. Beethoven

Hablo de Ludwig van Beethoven (1770-1827), compositor alemán nacido en Bonn. En su época era frecuente que los compositores e intérpretes tuviesen duelos musicales, especialmente cuando se sentaban al piano (hay quien lo ha asemejado a las actuales batallas de rap). Normalmente tenían lugar en privado con algunos espectadores. Beethoven era un competidor con piernas y fue retado por Steibelt. Este tocó excepcionalmente bien, impresionando profundamente a todos. El de Bonn echó chispas con tanta adulación, tomó la partitura de Steibelt, la puso al revés y tocó de atrás adelante. Siguió tocando durante una hora, improvisando con casi cada uno de los temas. Steibelt se sintió humillado y se levantó antes de que Beethoven terminara, diciendo que jamás volvería a Viena.

Disfrutemos de su Trío en mi bemol mayor, op. 38. Fue publicado en 1805. Es una versión para clarinete, chelo y piano de su famoso Septeto op. 20 (a veces conocido como Septimino). Las partes de las cuerdas están asignadas al piano, la parte del clarinete es preservada y gran parte de la música que toca el chelo es la asignada al fagot (y también a la trompa) en el original. El objeto de este arreglo no era otro que hacer caja y, con su inteligencia, pensó que era más fácil que se comprase una versión para solo tres instrumentos que para siete. Una obra que contiene toda la inteligencia de Beethoven y todo su bien hacer con la melodía y con el empaste de los instrumentos. ¡Qué maravilla!

La partitura de la obra puede conseguirse aquí.

La interpretación es de Andreas Ottensamer (clarinete), Sol Gabetta (violonchelo) y Dejan Lazić (piano).

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