Y el Verbo se hizo carne

Verbum caro, Scheidemann

¡Feliz lunes! Empezamos la última semana completa de noviembre. A pesar de todo lo que nos está pasando, ¡el tiempo vuela! Ya he comentado muchas veces que uno de mis instrumentos favoritos es el órgano, por lo que de vez en cuando decido traerlo por aquí. Hoy nos viene de la mano de un compositor que fue uno de esos eslabones importantes en la cadena que termina en Bach.

Heinrich Scheidemann

Hablo de Heinrich Scheidemann (c. 1595-1663), compositor alemán nacido en Wöhrden. Podemos decir que fue uno de los fundadores de la escuela para órgano del norte de Alemania, por lo que precedió con éxito a Buxtehude y a Bach. Estudió con Sweelinck en Ámsterdam y es posible que trabajase en Santa Catalina de Hamburgo. Allí no solo aumentó su reputación como organista sino también como compositor, organero y profesor. Casi compuso exclusivamente para el órgano en estilo que retomó el de su maestro Sweelinck, con atención a la polifonía y a la figuración pero pasado todo por el tamiz alemán. Muchos de sus preludios corales tienen amplias fugas que preludian las de Bach.

Escuchemos Verbum caro factum est. Se basa en un motete de otro insigne alemán: Hans Leo Hassler; la obra pertenece al género de la tablatura, que poco a poco fue cayendo en desuso. Se trata de un ejemplo destacado de la forma de componer de Scheidemann usando el género de la fantasía. Aprovechando la sonoridad del instrumento, el maestro alterna la colocación de la melodía tanto en la voz superior como en la grave, con un exuberante acompañamiento. Scheidemann no solo se limita a transcribir la obra de Hassler sino que la embellece de una forma especial y espectacular.

La interpretación es de Fritz Siebert al órgano de la iglesia de la iglesia de Stephansstift en Hanóver.

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