Verdadero príncipe

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¡Feliz martes! Si hay una mujer verdaderamente influyente en la época medieval es aquella cuya música vamos a escuchar hoy. De vez en cuando me gusta traer sus composiciones, que no por ser sencillas no dejan de ser profundas y llenas de devoción.

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Es santa Hildegarda de Bingen (1098-1179), compositora y polímata alemana nacida en Bermersheim vor der Höhe. Según ella misma nos cuenta, a la edad de cinco años ya tenía visiones místicas. Fue abadesa de la abadía de Disibodenberg y también fundó dos conventos más. Por correspondencia, dio consejo a muchas de las figuras más prominentes de su tiempo, incluido al propio Federico Barbarroja. Fue la primera mujer compositora cuya biografía se conoce. Con ocho años entró como novicia y tomó los votos en el monasterio anteriormente citado, sucediendo a la abadesa Jutta, quien la acogió. El papa Eugenio III validó sus propias visiones en el Sínodo de Trier de 1148 y le dio permiso para que ella misma las recogiese en forma de escritos.

Escuchemos su obra titulada O presul vere civitatis. Es una composición en honor de san Disibodo de Renania, santo que era el titular del monasterio en el que entró como novicia. El abad Cuno de Disibodenberg le escribió pidiéndole una copia de algo «que Dios te haya revelado sobre nuestro patrón». Le envió este poema aunque no sabemos si venía acompañado de música. Habla sobre cómo Disibodo iba por los campos y las ermitas hasta que terminó en el lugar en el que fundaría el monasterio, un prodigio de arquitectura. La piedra fundacional del mismo no puede ser otra que Cristo.

La interpretación es de Oxford Camerata dirigidos por Jeremy Summerly.

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