Vestido de lamentación

Woefully Arrayed, Cornysh

¡Feliz viernes! Vamos a ir terminando esta semana laboral a pesar de que ahora en el mes de julio (y en el venidero de agosto) todo parece más diluido. Pues para hacerlo y conducirte al fin de semana, vamos a disfrutar de una música bellísima procedente de un maestro que te lo traigo de vez en cuando y que sigue cautivándonos con su polifonía. Su estilo es muy peculiar (casi reconocible) y siempre obtenemos de él nuevos matices.

Abadía de Westminster

Hoy viene a visitarnos William Cornysh (muerto en 1523), compositor británico del que no se conoce su lugar de nacimiento. Parece que trabajó, a partir de 1493, para la capilla real y también fue empleado por la Abadía de Westminster. Sus obras aparece en el famoso Eton Choirbook aunque aún hay un debate abierto de quién es exactamente este compositor puesto que su padre se llamaba igual y las composiciones se le atribuyen a ambos. Parece ser que el padre componía más obras religiosas mientras que el hijo lo hacía con las profanas pero no está para nada clara su atribución. En su trabajo parece ser que llegó a trabar amistad con Robert Fayrfax y ambos compartieran su gusto por la polifonía. De todas formas, Cornysh era lo que se conoce un polifacético ya que era actor, poeta, dramaturgo y compositor. En sus composiciones usa a menudo las progresiones a lo largo del hexacordo y sus mutaciones (fa la sol), principalmente en las obras profanas pero también en la religiosa. Cornysh es un miembro destacado de esa floreciente polifonía inglesa del Renacimiento que tan bellas obras ha dado lugar y cuyo estilo es muy reconocible por su calidad.

Disfrutemos de su himno sagrado Woefully arrayed. Está formado por tres estrofas además de otra que se repite a modo de estribillo. Cornysh se las arregla para presentarnos una polifonía gruesa al principio y al final de la obra al tiempo que la relaja en las partes intermedias. El texto es anónimo aunque a veces se ha atribuido a John Skelton y no es sino una meditación sobre la Pasión de Cristo. El compositor alardea aquí de un contrapunto magistral y elabora una soberbia construcción a cuatro voces (larga, como suele ser habitual en la polifonía tudor), un lamento para meditar sobre los misterios más profundos de nuestra fe.

La partitura de la obra puedes consultarla aquí.

La interpretación es del grupo Flying V.

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