Alégrate siempre en el Señor
¡Feliz lunes! Creo que la música de hoy ha sonado por aquí varias veces. Pero es que creo que es ideal sobre todo por el texto que tiene, que es justo el que da nombre al domingo de ayer, el conocido como de Gaudete. Por ello, las notas brillan con un fulgor especial.
La obra de hoy fue compuesta por Henry Purcell (1659-1695), compositor inglés nacido en Londres. Fue organista de la Abadía de Westminster y, con tal función, tocó el órgano (empezó a hacerlo con veinte años) en la coronación de María II y Guillermo de Orange. Quienes se habían congregado allí le regalaron dinero en efectivo debido a su calidad a la hora de tocar, cosa que creó tensiones con el deán de la abadía. Es conocida la anécdota de cuando salió a tomar unas cervezas en una fría noche. Al ver que no regresaba, su mujer se enfadó por ello y le cerró la puerta con llave, por lo que no pudo entrar y se pasó toda la noche pegado al pomo de la puerta. La cosa fue tan seria que pilló una grave pulmonía a resultas de la cual terminaría muriendo al poco tiempo. Esa es una de las teorías. Otra dice que murió de tuberculosis. El caso es que fue a una temprana edad con solamente treinta y seis años.
Escuchemos su famoso Bell Anthem, cuyo título es Rejoice in the Lord alway, Z49. Data de su prolífico periodo de composición de himnos con acompañamiento de las cuerdas entre 1682 y 1685. El subtítulo se debe a que en el comienzo dichas cuerdas imitan a las famosas campanas inglesas. El texto no es otro que el aludido del domingo de Gaudete: «Alegraos siempre en el Señor». Las voces irrumpen con un bellísimo motivo de ocho compases que luego retoman las cuerdas de forma extendida. Tras una llamada a la moderación, el coro vuelve a estallar de júbilo. El bajo nos invita a no preocuparnos por nada, para luego volver el motivo inicial y cerrar la obra con una bella alegría de contenida emoción.
La interpretación es del Collegium Vocale Gent y el Capriccio Stravagante dirigidos por Skip Sempé.