¡Qué alegría!

Laetatus Sum, Porpora

¡Feliz lunes! Empezamos este complicado mes de febrero y estoy convencido de que la música será la que nos dé algo de alegría. La de hoy es de esas, y el regocijo lo pone en quien se acerca a la casa de Dios, que es un buen cobijo. El maestro de hoy fue toda una institución en su tiempo y por eso lo traigo por aquí, para que nos dé algo de consuelo.

Nicola Porpora

Se trata de Nicola Porpora (1686-1768), compositor italiano nacido en Nápoles, lugar donde también murió. Hoy día no es todo lo considerado que debiera pero en su tiempo fue un profesor influyente. Desde su juventud mostró un gran talento para la música y con diez años entró en el conservatorio. En 1711 ya era maestro de capilla del príncipe de Hessen-Darmstadt en Nápoles y luego del embajador de Portugal allí. Gracias a sus buenas conexiones consiguió el encargo de una ópera desde Viena y su buen hacer como profesor le hizo tener grandes alumnos como Cafferelli. Marchó temporalmente a Londres donde estrenó con éxito varias óperas. En Viena tuvo de alumno a un joven Haydn pero terminó volviendo a su Nápoles natal.

Disfrutemos de su salmo Laetatus Sum. Fue compuesto en 1744 en Venecia, para las vísperas marianas del Ospedaletto dei Derelitti, uno de los cuatro orfanatos femeninos especializados en música, que casi eran considerados como conservatorios. La música es clásica en su concepción, con una ornamentación rica que luego perfeccionaría Mozart. Esta pieza no es nada desdeñable ya que con ella apreciamos el paso de Porpora de ser un apreciado compositor de óperas a un reverenciado maestro de capilla.

La interpretación es de Isabelle Poulenard (soprano), Guillemette Laurens (mezzosoprano), el Chœur Eclats y Les Passions dirigidos por Jean-Marc Andrieu.

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