¡Feliz lunes! Vamos a empezar la semana a lo grande, con uno de los grandes maestros de toda la historia de la música, aunque con una composición que para nada es conocida. De todas formas, como siempre digo, hay que salir un poco de las obras más escuchadas.

Hablo de Maurice Ravel (1875-1937), compositor francés nacido en Ciboure. Cuando era joven fue tildado de modernista y sufrió el rechazo de muchos de sus contemporáneos. Sin embargo, Satie y Les Six también lo rechazaron calificándolo de anticuado e incluso conservador. Irónico, ¿verdad? A veces se le empareja con Debussy aunque puede decirse que Ravel tuvo un espíritu más libre y fue siempre un alma solitaria. El número de sus composiciones no es demasiado amplio, aunque siempre está lleno de elegancia, una elegancia que es la característica de todas sus obras y que muchas veces toman distintas influencias estilísticas, desde el barroco francés a Bach, Mozart y incluso tradiciones españolas.

Vamos a escuchar de su obra titulada La Aurora. Es una cantata para tenor coro y orquesta. Es inicia de una forma espectacular con un pasaje para contrabajo y fagot, a los que la parte masculina del coro le responde con Salut, ô jour levant!, que conduce a un luminoso mi mayor. Es una obra no demasiado conocida de Ravel, pero tiene todo su estilo personal y quizá esto se aprecia mucho mejor en el coro que en el lenguaje orquestal. Es una obra muy disfrutable que fue escrita en 1905 pero que, desgraciadamente, no fue publicada durante la vida del maestro francés. Es una de las obras que presentó al famoso Premio de Roma, pero que no tuvo éxito... De hecho, Ravel no lo ganó nunca.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de la Orquesta Filarmónica de Radio France dirigida por Mikko Franck.