Los borrachos

Los borrachos, Giménez

¡Feliz jueves! Por aquí aparecen a menudo compositores que están atados a una sola obra porque el tiempo así lo ha decidido y, tristemente, casi ninguna más de ellos se escucha. El maestro de hoy es posible que sea uno de los miembros de ese club.

Gerónimo Giménez

Hoy tenemos con nosotros a Gerónimo Giménez (1854-1923), compositor español nacido en Sevilla. Su padre era músico y, cuando era pequeño, la familia se trasladó a Cádiz. Con dieciséis años debutó como director de orquesta y en 1869 fue director del teatro Principal de Cádiz. Decidió marcharse a París pero su salud le hizo volver pronto a España. Un estreno de una obra de Ruperto Chapí le permitió acceder al teatro de La Zarzuela y, en 1885, él mismo dio el salto de intérprete a compositor, labor en la que fue muy apreciado y también tuvo oportunidad de debutar en otros teatros madrileños. Pronto se hizo un compositor de éxito y los encargos le llovieron con lo que su actividad componiendo fue febril a partir de entonces. La época en la que le tocó vivir era la del declive del género chico en favor del llamado género ínfimo (cuplés) y el cinematógrafo.

Una de sus zarzuelas es la titulada Los borrachos de la que hoy vamos a escuchar su Preludio. Se trata de un sainete en cuatro cuadros, data de 1899 y tiene texto de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Es una obra muy importante en el catálogo de Giménez especialmente por este preludio sinfónico, que suele interpretarse como obra independiente. La obra versa sobre el peligro del consumo descontrolado de alcohol. Con respecto al preludio, la prensa local escribió, en el momento de su estreno, que la música era «alegre, viva, original, de brillante instrumentación y de mucho color local». La trama fue alabada como sencilla y con una bella «sal andaluza» en sus diálogos.

La interpretación es de la Orquesta Inglesa de Cámara dirigida por Enrique García Asensio.

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