El canto de la salve

Salve Regina, SV 285, Monteverdi

¡Feliz sábado! Ni es la primera vez que un sábado escuchamos una salve ni será la última. Esto es evidente puesto que quizá es la oración mariana más conocida; es normal que abunde la música para esta sencilla alabanza. El ejemplo de hoy nos llega de un insigne maestro al que mencioné ayer.

Claudio Monteverdi

No es otro que Claudio Monteverdi (1567-1643), compositor italiano nacido en Cremona y fallecido en Venecia. Es el maestro acreditado como el que dio paso al barroco tras el renacimiento. En su música apreciamos cómo el paso de sus madrigales iniciales a sus magníficas óperas finales constituye todo un hito en la historia de la Música. Con solo quince años consiguió que sus primera obras fueran publicada en Venecia y con veinte ya era un reconocido compositor. Ayer vimos cómo Giaches de Wert influyó en la música de este maestro y fue Monteverdi quien le sucedió como maestro de capilla. Por esta época ya fue un maestro conocido porque se vio envuelto en una crítica que el músico Artusi le dedicó a propósito de su poca ortodoxia con respecto al contrapunto.

Disfrutemos de su Salve Regina Terzo, SV 285. Pertenece a esa magna colección suya que es la Selva morale e spirituale (de 1641). La melodía y las invocaciones a la Virgen (precedidas de un «oh») van pasando de una voz a otra, de forma que suenan distintas. La obra discurre, por otra parte, siempre así: con momentos en el que suenan las tres pero que sirven de punto de partida para una serie de diálogos (e incluso monólogos) en los que se entrelazan. Una vez más, escuchamos una maravilla de Monteverdi.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de la Academy of Ancient Music dirigida por Christopher Hogwood.

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