La casa del diablo

Sinfonía 4, Boccherini

¡Feliz lunes! Espero que esta semana que empezamos ahora te sea leve, algo no fácil tal y como están las cosas. Disfrútala y aprovecha que llega poco a poco septiembre y sus incertidumbres. Hoy vamos a visitar ese lugar que, descrito por un compositor, suena hasta agradable. Por encima de cuestiones escatológicas, la música que vamos a escuchar es una maravilla, de un compositor casi español.

Luigi Boccherini

Es Luigi Boccherini (1743-1805), compositor italiano nacido en Lucca y fallecido en Madrid. Se dice que, si Haydn era el padre del cuarteto de cuerdas, Boccherini era uno de los tíos del mismo. Con solo diecisiete años empezó a ver cómo se publicaban sus obras. En 1765 fue a Milán y allí compuso su primer cuarteto. Se alió con Filippo Manfredi y ambos dieron concierto por toda Europa. Su éxito fue grande y ello le llevó a componer una gran cantidad de obras. En 1769 fueron aclamados en España y aquí permaneció cuando el rey Carlos III le asignó una pensión. Aunque fue nombrado músico de cámara de Federico Guillermo de Prusia permaneció en España. Sus deudas fueron cada vez más grande pero ello no le impidió seguir componiendo, hasta que falleció en Madrid. Sus restos permanecieron en la iglesia de San Justo de la capital hasta que Mussolini los quiso repatriar a su Lucca natal.

Boccherini nos regala hoy su Sinfonía n.º 4 en re menor, op. 12 n.º 4, G. 506, subtitulada La casa del Diablo. Fue compuesta en 1771 aquí en Madrid. El subtítulo no es del maestro pero apreciamos en ella un cierto aire diabólico. La partitura de perdió durante la Guerra Civil pero había sido publicada también en Francia, con el prefacio diciendo: «Chaconne que representa el infierno y que está hecha a imitación de "El banquete de piedra" del señor Gluck». El primer movimiento (Andante sostenuto, allegro assai) recuerda a Vivaldi, con un allegro lleno de tensión, elegante y vital. El segundo, Andantino con moto, parece que le roba en ambiente al andante inicial. Esa chaconne aparece en el movimiento final (Andante sostenuto, allegro con moto), lleno de demonios, con los oboes y los violines creando increíbles efectos. En esta sinfonía podemos escuchar perfectamente los famosos compases del «Don Juan» de Gluck.

La interpretación es del Ensemble 415 dirigido por Chiara Banchini.

Volver arriba