El ciervo buscando el agua

Quemadmodum, Buxtehude

¡Feliz viernes! Bíblicamente hablando se considera que ese ciervo que busca la corriente de agua representa al alma que busca a Dios para saciarse de Él. En este tiempo de verano buscamos desesperadamente cómo refrescarnos y la música puede ser un buen elemento que nos calme de estas calores y, a la vez, haga que nuestro espíritu vuele aún más alto.

Dietrich Buxtehude

Disfrutemos de la música de Dietrich Buxtehude (1637-1707), compositor alemán que nació posiblemente en Helsingborg, localidad sueca. En su tiempo era una de las figuras más importantes de la música barroca alemana. Su padre le enseñó a tocar el órgano y en 1668 consiguió el puesto de organista en Lübeck y allí se quedó hasta su muerte. Revolucionó la música de la localidad gracias a sus conciertos Abendmusik, que tenían lugar tras el servicio de la tarde durante cinco domingos al año y en otras ciertas ocasiones especiales. Bach, Handel y Matheson fueron a visitarlo allí. Su música para órgano fue muy influyente y Buxtehude inición una experimentación al instrumento que luego Bach retomaría. Fue el verdadero creador de la escuela alemana de órgano, cuya música fue más allá del propio instrumento.

Escuchemos su motete Quemadmodum desiderat cervus. Fue compuesto entre 1680 y 1690 y tiene forma de chacona, con el tenor cantando en modo mayor y evolucionando poco a partir de la tonalidad inicial, algo que puede significar confianza, en este caso, en Dios. La armonía también tiene un cierto sentido de circularidad de forma que incluso la propia música refleja cierta corriente filosófica de inspiración agustiniana. La pieza termina de una forma muy optimista gracias a la repetición de la palabra gaudium, con lo que el sentimiento de esperanza nos deja con un gran sabor de boca.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es de Marc Mauillon (tenor) y el conjunto Ground Floor.

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