¡Feliz miércoles! Vamos a disfrutar hoy de una música bellísima que además tiene una letra que es de categoría. Los antiguos echaban manos de poetas y escritores contemporáneos, que eran de esos de renombre que han pervivido hasta nuestros días.

Primero la música, que es de Pedro Guerrero (c. 1520), compositor español nacido en Sevilla. Era hermano y primer maestro de Francisco Guerrero y es posible que fuese cantor de la catedral. Se marchó a Italia para cantar en el coro de la basílica de Santa María la Mayor; era alrededor de 1560. Se pensaba que había llegado a cantar en el coro papal pero se ha demostrado que no. Curiosamente, su hermano Francisco llegó a Roma en 1581 pero ya Pedro se había marchado. Puede ser el destinatario de una prebenda en Osuna que finalmente no se le concedió a Alonso Lobo. Tuvo tanta fama en Italia que el teórico Vincenzo Galilei eligió ejemplos suyos y de Cristóbal de Morales para incluirlos en algunos tratados.

Escuchemos su madrigal ¡Oh, más dura que mármol a mis quejas! El texto es de la égloga I de Garcilaso de la Vega, de ahí mis palabras en la introducción. La obra debió de tener bastante aceptación en su tiempo ya que incluso aparece una transcripción entre las obras de Miguel de Fuenllana. Lo cierto es que la música de una verdadera delicia, tranquila y exquisita como corresponde a un texto de tanta categoría: «¡Oh más dura que mármol a mis quejas, / y al encendido fuego en que me quemo / más helada que nieve, Galatea!».

La interpretación es de La Grande Chapelle dirigida por Ángel Recasens.