¡Feliz sábado! Con texto del Cantar de los Cantares se han compuesto una gran cantidad de motetes. Esa obra, que tiene un carácter casi erótico y que está contenida en el Antiguo Testamento, es la base de la impresionante obra de hoy.

Pertenece a Nicolas Gombert (c. 1495-c. 1560), compositor francoflamenco del que no se conoce su lugar de nacimiento aunque pudo ser La Gorgue. Más o menos entre 1526 y 1540 sirvió en la capilla de la corte de Carlos V y se hizo muy conocido en toda Europa debido a la gran cantidad de viajes que realizó con el emperador para quien incluso compuso grandes motetes. Sin embargo, a partir de ese año 1540 su nombre desaparece de los pagos imperiales. El matemático Jerónimo Cardano dejó escrito que Gombert violó a uno de los chicos del coro que tenía a su cargo y parece ser que fue condenado a galeras. Se dice que siguió componiendo alguna que otra obra para aplacar la ira del emperador y ganarse así su perdón. Lo cierto es que en 1547 estaba ya en Tournai como canónigo, donde finalmente murió.

Vamos a disfrutar de su impresionante motete titulado Ego flos campi, a cinco voces, publicado en 1546 en Augsburgo. Las voces entran en estricta imitación unas de otras con un lenguaje muy similar al de su maestro Josquin aunque con una complejidad algo superior. Los estudiosos afirman que precisamente la imitación fue usada de forma más consistente que la de su profesor. Podemos escuchar una textura completamente abigarrada, con cada línea retorciéndose alrededor de la obra y con una asombrosa ausencia de silencios, de forma que las cinco partes suenan desde principio al final a lo largo y ancho de los 253 compases en los que se divide la composición.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es del conjunto Beauty Farm.