Un francés acordándose de otro

Le tombeau de Couperin, Ravel

¡Feliz viernes! Vamos a ir terminando la semana, para entrar en el fin de semana, con una música de la más alta categoría. En realidad, toda la que traigo por aquí lo es pero la de hoy salió de las manos de uno de esos compositores cuyo nombres están en el olimpo. Además se acuerda de un compatriota que también estuvo en lo más alto. ¿Qué más podemos pedir? Solo disfrutar de la música.

Maurice Ravel

Nos visita Maurice Ravel (1875-1937), compositor francés nacido en Ciboure. Su madre, de ascendencia española, le inculcó desde pequeño el gusto por nuestra música. Con catorce años entró en el conservatorio de París y allí le dio clases Gabriel Fauré. Su perenne independencia no le permitió ganar el prestigioso Prix de Rome: parece ser que estaba demasiado apegado a Debussy y la tradición wagneriana. Pero, a pesar de todo, el talento de Ravel seguía progresando y dando a luz obras tan asombrosas como su cuarteto de cuerdas. Se hizo muy amigo de Stravinsky y ambos incluso trabajaron con Diaghilev. Inspirado por todo ello Ravel compuso su propio ballet, Daphnis et Chloé. Su genio no le impidió tener que hacer el servicio militar, algo que hizo como conductor de ambulancia.

Escuchemos Le tombeau de Couperin. Es una obra compuesta en 1917 originalmente para piano. Su intención era darle una visión moderna a la música barroca sin pretender mejorarla ni mucho menos. En sus palabras la obra era un homenaje «dirigido no tanto a Couperin sino a la música francesa del siglo XVIII». La obra es una magistral fusión entre las melodías de Couperin y las suyas propias, de forma que siempre se actualizan y constituyen un diálogo entre antigüedad y modernidad. Ravel, grandísimo orquestador, hizo en 1919 una versión para orquesta de esta obra, ganando mucho más color. El Prélude está dominado por el oboe y la Forlane tiene unas bellas inflexiones rítmicas. El Menuet está lleno de elegancia y el Rigaudon, que pone fin a la composición, tiene todo el sabor francés.

La interpretación es de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt dirigida por Jaime Marín.

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