Un instrumento lleno de amor
¡Feliz martes! Esto casi podría decirse de todos los instrumentos, aunque en algunos la afirmación puede estar más cogida por los pelos. Hoy vamos a disfrutar del sonido aterciopelado de uno gracias a una bella composición de un gran compositor barroco.
No es otro que Georg Philipp Telemann (1681-1767), compositor alemán nacido en Magdeburgo. Desde joven mostró un extraordinario talento para la música, pero el puritanismo luterano disuadió a su viuda madre de que permitiese al joven que tirase por ese camino, porque si no se convertiría en «un payaso, un equilibrista y un domador de marmotas». Sin embargo, Telemann decidió estudiarla en secreto hasta que la madre terminó accediendo; finalmente su formación fue prácticamente la que él mismo consiguió de forma autodidacta. Se dice que era capaz de tocar la flauta, el violín, la viola de gamba, el oboe, el trombón, el contrabajo y varios instrumentos de teclado. Y, no solo eso: con solamente doce años ya había compuesto una ópera. Muchas de sus obras se han perdido, pero otras tantísimas se conservan, de forma que actualmente conocemos suficientemente bien la trayectoria del gran Telemann.
Escucharemos su Concierto para oboe de amor, cuerdas y continuo en sol mayor, TWV 51:G3. Es una especie de concierto de caza y los comentaristas dicen que parece que tiene un pie en el clasicismo gracias a esos cambios de humor y carácter. Telemann indica ciertas formas de articulación en el manuscrito (especialmente en los sonidos iniciales del cuarto movimiento que imitan el sonar de la trompa). La melodía del movimiento lento tiene también un tratamiento especial, con un bajo progresivo muy interesante. El sonido del oboe, algo más grave que el habitual, nos arropa y nos seduce gracias a una música que emociona desde el primer compás. Los movimientos son: Soave, Allegro, Adagio y Vivace.
La partitura de la pieza puede descargarse aquí.
La interpretación es de Robert Sheena (oboe de amor) y la Mistral Music's Baroque Big Band.