El niño que llora

A un niño llorando, Guerrero

¡Feliz jueves! Del maestro español de hoy solemos escuchar con asiduidad su música religiosa, en el sentido de litúrgica. Hoy vamos a escuchar de la primera pero no de la segunda. A pesar de todo, la inventiva polifónica estará siempre presente en la composición, que veremos es un dechado de grandeza dentro de una deliciosa miniatura.

Francisco Guerrero

Antes, la haremos los honores al compositor, que es Francisco Guerrero (1528-1599), compositor español nacido en Sevilla. Así aludía a él Vicente Espinel:

Fue Francisco Guerrero, en cuya suma
De artificio y gallardo contrapunto
Con los despojos de la eterna pluma,
Y el general supuesto todo junto,
No se sabe que en cuanto al tiempo suma
Ningún otro llegase al mismo punto,
Que si en la ciencia es más que todo diestro,
Es tan gran cantor como maestro.

Se le ha llamado «el enamorado del Dios Niño» y muchos nos sabe que, además de polifonía, nos ha legado una descripción de su viaje a Jerusalén. Ahí, por ejemplo, reconoce el magisterio musical de su hermano Pedro, cantor en Roma. Se cuenta que, cuando el emperador Carlos V estaba retirado en Yuste, Guerrero llegó a entregarle el manuscrito con una misa. Al verla, el emperador parece que exclamó: «¡Oh, hi de puta, qué sotil ladrón es ese Guerrero, que tal paso de fulano y tal de zutano hurtó!».

Escuchemos A un niño llorando al yelo. Pertenece a su colección de canciones y villanescas espirituales, de las que compuso sesenta y una. Es una de las cimas de la producción de Guerrero y de la edición polifónica europea de todos los tiempos. Tienen un origen profano pero luego fueron pasadas a lo divino. Guerrero, siempre maestro y sutil, incluso llega a retocar sonetos y poemas de grandes como Boscán o Garcilaso. En este se nos narra cómo los reyes magos marchan a Belén para adorar a un niño Dios (tema favorito de Guerrero) que ha nacido en la desnudez más absolutas pero a quien van a adorar como Dios. Una obra que es una inmensa belleza, publicada en 1589.

La partitura de la composición se puede descargar aquí.

La interpretación es de Claudia Ávila (soprano), Víctor Soares (contratenor), Matías Miceli (tenor), Sebastián Mariño (barítono), Julie Kihm, Marie Schneider y María Laura Wirth (flautas dulces) y Soma Salat-Zakariás (viola de gamba).

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