No recuerdes nuestros pecados

Ne recorderis, Morales

¡Feliz jueves! Es esta una petición confiada a Dios para que nos ayude a cambiar, a dejar de hacer lo malo que afecta a nosotros y a los demás. Dios, en su infinita bondad, tiene paciencia y espera que lo hagamos. Si esa súplica al padre va a acompañada de música, mejor que mejor, y si es de la de uno de nuestros más insignes compositores, el éxito lo tenemos garantizado, porque es música celestial.

Cristóbal de Morales

Que se debe a Cristóbal de Morales (1500-1553), compositor español nacido en Sevilla. Si seguimos los rastros de la llamada escuela sevillana de polifonía, Morales es el representante más conspicuo. Su maestro, Pedro Fernández de Castilleja también estaría en la lista, aunque unos pasos por detrás de su aventajado y famoso alumno. Igualmente, estudió con Francisco de Peñalosa (maestro de capilla de la seo hispalense), quien fue el encargado de introducir la polifonía franco-flamenca en nuestro país. Trabajó en Ávila y Plasencia y su voz era tan impresionante que el propio papa Paulo III hizo que entrase a formar parte del coro papal de Roma; lo hizo entre 1535 y 1545. Evidentemente, cantar ahí le permitió aprender e interactuar con algunos de los maestros más destacables de su tiempo. De vuelta a España, y algo decepcionado por no haber conseguido un puesto en Italia, fue contratado por la catedral de Toledo. Sus obras se hicieron famosa pero su vida también fue algo azarosa. Dio clases a Francisco Guerrero, ya que Morales volvió por la zona de Sevilla, puesto que trabajó para el duque de Arcos en Marchena. Luego, lo hizo para la catedral de Málaga, donde parece ser que terminó sus días.

Disfrutemos de su Ne recorderis. Se trata de una composición polifónica para los maitines del día de los difuntos. Esta obra se ha hecho famosa por la grabación de The Hilliard Ensemble y Jan Garbarek al saxo. Morales compone una pieza totalmente emocionante a pesar de ser homofónica, con escaso lugar a la polifonía. Eso es pretendido puesto que su idea es que la sobriedad sea totalmente la protagonista de este música. Sabemos que este oficio se interpretó en Puebla (México) en 1559 para conmemorar la muerte del emperador Carlos V que había fallecido un año antes. Una obra, sencilla y llanamente, impresionante.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí (página 18 del pdf).

La interpretación es de Josep Cabré (cantor) y la Capella Reial de Catalunya dirigida por Jordi Savall.

Volver arriba