¡Que resuene el órgano!

Cessate tympana, Perucona

¡Feliz miércoles! A pesar del título, no traigo hoy música para este grandísimo instrumento que a mí, por lo menos, tanto me maravilla siempre. Se trata de una obra que canta la victoria de la vida de la resurrección. Vendrá de la mano de una compositora que viene por primera vez por aquí y de la que no hay demasiados datos biográficos.

Novara

Se trata de Maria Xaveria Perucona (c. 1652-1709), compositora italiana nacida en Novara. Su apellido también aparece como Peruccona, Parruccona o Perucchona. Entró como monja ursulina en Galliate, muy cerca de Novara, y ello gracias a que su familia procedía de la aristocracia y le pudo conseguir esta educación. Su tío, Francesco Beria, fue quien le enseñó música antes de entrar en el convento. En 1675 publicó su opus 1, única colección de otras suyas, formada por dieciocho motetes para una gran variedad de voces, y con textos religiosos pero no litúrgicos, especiales para los servicios del convento. Perucona era una verdadera maestra creando texturas y contrastes. Parece ser que no publicó nada más porque sus obligaciones con el convento no le permitían dedicarse a la música con dedicación exclusiva.

Disfrutemos de su motete Cessate tympana, cessate praelia, publicado en esa colección. El texto, luminoso, como la música, habla sobre la resurrección y de cómo los timbales guerreros deben callarse para dejar paso al órgano que acompañe la resurrección del Señor. Las cuatro voces entran en forma imitativa para describir a esos tambores guerreros, que siempre sonaban en las batallas. La composición discurre casi en homofonía hasta que llega el momento de cantar el aleluya pascual, en el que la compositora lo colorea con notas accidentales y le da variedad al contrapunto. A partir de ahí la polifonía se incrementa hasta Quia resurrexit, lleno de la luz pascual.

La partitura de la composición puede conseguirse aquí.

La interpretación es de la Cappella Artemisia.

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