Una sinfonía desconocida

Sinfonía 1, Alice Smith

¡Feliz miércoles! En el título, la palabra «desconocida» tiene un valor doble ya que no solo la música lo es sino que su compositora también (te adelanto que hoy disfrutaremos música de una mujer). Pocas mujeres, muy desgraciadamente, se han impuesto en este machista mundo de la música clásica. Sí es cierto que poco a poco se va paliando la cosa pero necesitamos mucha más presencia no por justicia sino por la calidad de la música.

Alice Mary Smith

Te presento a Alice Mary Smith (1839-1884), compositora británica nacida en Londres. De nuevo nos encontramos con un talento precoz y publicó su primera canción en 1857. A partir de ahí comenzó a componer casi de forma frenética, tanto a pequeña como a gran escala, casi en todos los géneros. Con veinticuatro años escribió su primera sinfonía y obtuvo cierto éxito; poco después compondría otra. Luego le llegó el turno a una opereta. Como ves Alice apuntaba alto y siempre con gran acierto. A partir de 1880 se dirigió hacia la cantata, estrenando un par de años más tarde su obra más ambiciosa: una oda. El arte de Smith no solo se aprecia en estas grandes obras sino que también se destila en las pequeñas, como sus bellas canciones, llena de un espíritu romántico que todavía tiene un pie en el clasicismo... pero solo uno.

Comprobemos su arte en su Sinfonía n.º 1 en do menor. Fue compuesta en 1863. Desde el comienzo apreciamos eso que he dicho en la biografía, es decir, que aunque la persona y la obra está enclavada en el romanticismo sí mira (a veces casi de forma descarada) al clasicismo aunque, eso sí, a ese clasicismo final que, por ejemplo, muy bien supo mostrarnos Beethoven. Se abre con una bella introducción lenta que conduce a un schubertiano allegro, con una armonía de lo más interesante. El andante sirve más bien de transición hacia un minueto (¿no nos suena este esquema a Haydn?) y este hacia el Allegro amorevole final, con un júbilo muy especial, con ese optimismo y esa alegría que podemos hallar en obras posteriores de, nada menos, un Edward Elgar. Esta es la primera sinfonía compuesta en Gran Bretaña por una mujer.

La interpretación es de London Mozart Players dirigido por Howard Shelley.

I. Allegro

II. Andante

III. Minuetto

IV. Allegro

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