El sirviente ciego

Sobre eso trata la cantiga n.º 228 que vamos a escuchar hoy. Fue escrita en la corte del rey Alfonso X el Sabio e incluida en sus Cantigas de Santa María.

Sus primeros versos, a modo de título, dicen así: Muitos que pelos pecados que fazen pérden o lume. Y la pequeña introducción (hoy sí que es corta) nos relata: Como Santa María guareceu na cidade de Évora ũu hóme que éra cégo.

Estamos en la localidad portuguesa de Évora. Un maestro tenía un sirviente muy eficiente y trabajador. Un día, este se quedó ciego de los dos ojos y sus compañeros lo llevaron a casa del maestro. Este se entristeció y rogó a Jesús que lo curase. Pasado el tiempo, visitaron una iglesia dedicada a la Virgen y el sirviente recuperó en ella la vista.

Haciendo clic en este enlace puede consultarse más información sobre la cantiga.

La versión es de Eduardo Paniagua.

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