¡Feliz martes! Hace ya varias semanas, creo, que no traigo por aquí al compositor de hoy, que siempre es un asiduo y recurrente en este humilde blog. Su música siempre ilumina y siempre nos aporta esa chispa que enciende nuestra vida.

Me estoy refiriendo a Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), compositor austríaco nacido en Salzburgo. «A las seis de la mañana ya me ha arreglado mi peluquero y a las siete estoy completamente vestido. Luego compongo hasta las nueve y desde las nueve a la una doy clases. Luego como a menos que esté invitado en lugares donde se almuerce a las dos o las tres. No puedo trabajar antes de las cinco o las seis y a veces me lo impide un concierto; si no, escribo hasta las nueve. Luego voy a ver a mi querida Constanza y nuestro encuentro se ve algo amargado por las palabras de su madre. A las diez y media o las once estoy de vuelta en casa. Por tanto, no puedo depender de tener tiempo para componer en las tardes pero tengo el hábito de componer algo antes de irme a la cama. Habitualmente se me va al santo al cielo y compongo hasta la una... y a las seis otra vez en pie».

Disfrutemos de su Concierto para dos pianos y orquesta en mi bemol mayor, K. 365. La fecha probable de su composición es 1779 y puede que lo escribiese para que él mismo lo interpretase con su hermana Nannerl. El primer movimiento es un Allegro, que se inicia con una introducción orquestal amplia y luego los dos pianos se van intercambiando los temas. El segundo es un Andante y empieza en forma de minuetto. Las disonancias estás usadas ya con madurez y el movimiento termina abruptamente para dar paso al tercer movimiento. Este es un Rondó, con todo el estilo mozartiano. La potencia sonora es tal que uno se sorprende del sonido que podría conseguir una orquesta de la época.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Ani y Nia Sulkhanishvili (pianos) y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera dirigida por Jun Märkl.