¡Feliz viernes! La verdad es que el sonido del clarinete podemos calificarlo perfectamente de aterciopelado. Tiene una voz muy cálida que, cuando se le saca todo el partido, nos envuelve de una manera casi mágica. Comprobémoslo.

Creo que es la primera vez que aparece por aquí Bernhard Henrik Crusell (1775-1838), compositor sueco-finlandés nacido en Nystad. Precisamente es tenido en gran estima por clarinetistas gracias a su música elegante. Empezó tocando ese instrumento en la banda municipal. Con dieciséis años viajó a Estocolmo y tocó el instrumento en la orquesta de la corte. Aprovechó para estudiar composición y viajó a Berlín para perfeccionar la técnica del clarinete con Franz Tausch, quien era considerado el mejor intérprete de su tiempo. Formó parte de diversos conjuntos de cámara, en los que podía interpretar y estrenar sus propias composiciones. Crusell fue el encargado de inspirar a Weber para la composición de sus conciertos para clarinete. Los estudiosos opinan que la influencia fue mutua, ya que Crusell aprendió de Weber a la hora de componer.

Vamos a escuchar su Concierto para clarinete n.º 2 en fa menor, op. 5. A pesar de su número, probablemente sea el último de su género compuesto por Crusell. Fue estrenado en 1815 y era una obra muy querida por el compositor. De hecho, hay un retrato del compositor en el que puede verse un fragmento de esta obra. El Allegro inicial empieza con una introducción lenta que poco a poco se va agitando más. El solista ejecuta pasajes llenos de dificultad y muy brillantes al estilo de su maestro Weber. Sigue un Andante Pastorale lleno de dulzura y que requiere con un toque lleno de legato. Termina con un Rondo, con un tema en modo menor lleno de encanto y fuerza.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es de Han Kim (clarinete) y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Finlandia dirigida por Hannu Lintu.