¡Feliz martes! Siempre un campo de trigo nos produce una cierta alegría debido a ese color dorado que tiene y la asociación del cereal con el alimento de todos durante todas las épocas. Ponerle fundo musical a eso (por decirlo de alguna forma) tiene que ser algo complicado excepto para las manos de un maestro como el de hoy.

Se trata de Joaquín Rodrigo (1901-1999), compositor español nacido en la localidad valenciana de Sagunto. En 1991 el rey Juan Carlos I lo nombró marqués de los Jardines de Aranjuez, en cuyo cementerio está enterrado. No tuvo una vida fácil porque de adolescente contrajo la difteria y quedó ciego. Eso no le impidió componer previa una sólida formación en la que estaba una beca que consiguió para estudiar en París, algo que frustró la Segunda Guerra Mundial. En 1923 empezó a componer en braille y luego dictaba todo a un copias, algo muy laborioso. Llegó a ser reconocido como el mejor compositor español de su tiempo y, en 1947, la Universidad de Madrid creó para él la Cátedra Manuel de Falla, desde la que enseñó durante mucho tiempo historia de la música.

Disfrutemos de su obra titulada En los trigales. Es una composición para guitarra compuesta en 1938. Parece ser que el tema inicial está relacionado con una jota castellanoleonesa y, por tanto, aquí Rodrigo hace gala de su castellanismo. La obra, como los infinitos campos de trigo castellanos, no puede ser más luminosa. La delicadeza con la que Rodrigo la va desarrollando, unida a la belleza propia de la guitarra hacen de esta pieza una verdadera maravilla.

La interpretación es de Karmen Stendler.