Cuando vuelvan los sueños

Il ritorno degli snovidenia, Berio

¡Feliz lunes! Empezamos otra semana y ¿qué tal si lo hacemos soñando? Durante este tiempo pasado de nos han destruido muchos sueños, quizá han vuelto otros (espero que no demasiadas pesadillas). Por lo menos nos quedamos con querer un mundo mejor. Eso es sobre lo que meditó el compositor de hoy en su obra, una obra de curioso título, que nos va a llevar a la música más radical del pasado siglo XX, pero también a la más sugerente.

Luciano Berio

Nos visita hoy Luciano Berio (1925-2003), compositor italiano nacido en Omeglia (hoy día Imperia). Se comenzó formando con su padre y, tras la Segunda Guerra Mundial, se fue a Milán donde estudió con Ghedini. El eclecticismo del maestro fue traspasado al alumno, quien también recibió influencia de Luigi Dallapiccola y le enseñó el gusto por el serialismo. En 1955 fundó, junto con Bruno Maderna, el Studio de Fonologia de Milán, que fue el primero en su especie en Italia. Gracias a su matrimonio con Cathy Berberian pudo explorar las fronteras del sonido. No solo se dedicó  a componer música para los conciertos sino también para series de televisión, con objeto de popularizar la música moderna. También realizó una gran labor en el IRCAM de París. Berio es uno de los compositores más importantes del pasado siglo XX cuya música aún tiene proyección en el actual.

Berio nos ofrece un recorrido apasionante en su Il ritorno degli snovidenia, composición de 1977 para chelo y conjunto. La palabra snovidenia es una trasliteración de la rusa que puede traducirse por «sueños». Está dedicada a Paul Sacher y se basa en cantos revolucionarios del pueblo ruso, que perdió sus sueños por culpa de Stalin. Las células de las diversas canciones nunca se usan completas pero resuenan una y otra vez en la orquesta, ampliando el campo armónico. Tal y como dice Berio, los fragmentos de las canciones (irreconocibles) son a la vez elementos melódicos y armónicos. Berio no se limita a la mera transcripción sino que las reinventa y las hace elemento vertebrador de una obra que es complicada de escuchar pero que está llena sonoridades fascinantes.

La interpretación es del Ensemble InterContemporain dirigido por Pierre Boulez.

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