Kits escolares para el Centro de Acogida San Juan Bautista de Valencia La vuelta al cole tras el confinamiento

Los kits de la Fundació La Caixa
Los kits de la Fundació La Caixa

“La creatividad es la inteligencia pasándoselo bien”, dijo Albert Einstein. Pero si esa inteligencia no encuentra medios para expresarse o una mirada que sepa apreciarla y prenderla, puede quedar guardada en un cajón.

Y esa es la principal misión por la que, día a día, trabajan en el Centro de acogida de menores San Juan Bautista de València: por volver a hacer brillar la chispa de la curiosidad en todos esos niños y niñas que, en algún momento de su vida, se vieron obligados a dejarla de lado para hacer frente a situaciones familiares duras y complejas.

Con el objetivo de facilitar ese despertar, la Fundación ”la Caixa” y CaixaBank han entregado a los 36 chicos y chicas de este centro (24 residentes y 12 usuarios del centro de día) unos kits escolares para que vuelvan a las aulas en igualdad de condiciones.

Cuando uno entra en el Centro de acogida de menores San Juan Bautista de València tiene la sensación de estar entrando en un verdadero hogarHay mensajes por todas partes que llaman a la esperanza. “Hoy es un gran día y lo sabes”, reza un cartel en la pared. De fondo, se escucha el sonido de una guitarra española que, como una fuente, riega el silencio que reina en el edificio a la hora de la siesta. Quien la toca es Fernando, uno de los menores residentes, que hoy ha decidido quedarse despierto. “Ha sabido aprovechar el confinamiento y ahora toca de maravilla” dice, mirándolo con una sonrisa, sor Isabel.

Esto ha sido gracias a la gran implicación de los profesionales que trabajan en el centro. La psicóloga Sonia Cano dice que han tenido que utilizar grandes dosis de creatividad para reducir el impacto del confinamiento. “Nos hemos empapado de mucha inventiva para poder llegar a donde no se podía: creando nuevas actividades, transformando el ambiente, favoreciendo experiencias internas entre ellos y con educadores”, cuenta. Una de ellas fue la creación de un programa de radio, en el que participaban todos, y que escuchaban por las tardes. “Compartían reflexiones, daban consejos para los demás en este tiempo de confinamiento, dedicaban canciones. Y antes de cenar lo escuchábamos juntos y había un aplauso general… eso les motivó bastante”, recuerda sor Isabel.

“Ellos ahora están en desventaja y no es culpa suya. San Vicente de Paúl, nuestro fundador, nos decía que “el amor es inventivo hasta el infinito”. Es importante crear vínculos positivos con ellos… que se sientan valorados, queridos y acompañados. Lo que queremos es que se hagan fuertes y que tengan valores para que sientan que la vida tiene sentido, aunque sea dura, a veces. Que sean resilientes. Muchos han salido adelante y nos vienen a ver para contarnos que les va bien. O a pedir consejo, asesoramiento, ayuda. Y ese es el premio de nuestro trabajo. Porque ese trabajo ha servido a la persona”.

Volver arriba