Celestino Aós: "Basta, basta de violencia. No justifiquemos lo injustificable. Dios no quiere la violencia" Arden dos iglesias en Santiago de Chile durante el aniversario de las protestas contra el Gobierno

El primer santuario en arder fue la Iglesia San Francisco de Borja, usado regularmente por el cuerpo policial de Carabineros para ceremonias institucionales, y horas más tarde fue la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con más de un siglo y medio de antigüedad

Episcopado chileno: "No hay límites para quienes exacerban la violencia. Hemos contemplado con tristeza las agresiones, saqueos y el ataque a lugares de oración, espacios sagrados dedicados a Dios y al servicio solidario de las personas"

Al menos dos iglesias del centro de Santiago de Chile fueron quemadas este domingo tras la multitudinaria manifestación que congregó a decenas de miles de personas para conmemorar el primer aniversario de ola de protestas, las más graves desde el fin de la dictadura militar.

El primer santuario en arder fue la Iglesia San Francisco de Borja, usado regularmente por el cuerpo policial de Carabineros para ceremonias institucionales, y horas más tarde fue la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con más de un siglo y medio de antigüedad.

Ambos templos se encuentran en los alrededores de Plaza Italia, el epicentro del llamado “estallido social” y que este domingo fue escenario de una de las concentraciones más masivas en lo que va de año.

Varios manifestantes celebran la quema de una de las iglesias más importantes de Santiago de Chile,  San Francisco de Borja

“Indignación y tristeza por el incendio y destrucción de la parroquia de La Asunción, y el ataque a la iglesia San Francisco de Borja, ambos inmuebles patrimoniales”, dijo este domingo en su cuenta de Twitter la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, Consuelo Valdés.

Caída de la cúpula

La iglesia de San Francisco de Borja fue también saqueada y algunas de sus imágenes religiosas fueron quemadas en la calle, mientras que la de La Asunción vio como su cúpula caía al suelo consumida por las llamas.

En las cercanías de la rotonda, bautizada por los manifestantes como “Plaza Dignidad”, fueron saqueados además varios comercios, entre ellos un supermercado de una cadena internacional, y también se registraron ataques de encapuchados a algunas comisarias de la periferia capitalina, como Puente Alto.

También comenzaron a prenderse barricadas en algunos puntos aledaños a dicha plaza y en otras zonas de la capital, al tiempo que en ciudades como Antofagasta (norte) se producían también algunos incidentes violentos y enfrentamientos con la policía.

Un manifestante pasa frente a una barricada este domingo, en los alrededores de la Plaza Italia de Santiago, rebautizada popularmente como 'Plaza Dignidad', durante el primer aniversario de las protestas que sacudieron todo el país austral y que tuvieron su epicentro en la capital chilena.

El presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera, quien pasó todo el día en su residencia, se trasladó en horas de la tarde al Palacio de La Moneda -sede del Gobierno- para monitorear los incidentes, que ensombrecieron una jornada que transcurrió durante horas en un ambiente muy festivo y familiar.

Aós: No a la revancha, el rencor, la violencia

Por su parte, el arzobispo de Santiago, Celestino Aós, emitió un comunicado por Youtube en el que pidió que "nunca justifiquemos ninguna violencia". "Ya hace un año sufrimos un estallido de violencia que nos causó tanto dolor personal, y tanta destrucción material que pensábamos habría sido una lección amarga y fuerte. Nos ha costado reconstruir las instalaciones, y ha exigido a los más empobrecidos sacrificios e incomodidades constantes; se les hizo la vida más penosa", lamentó.

"Sentimos la destrucción de nuestros templos y otros bienes públicos; pero sentimos sobre todo el dolor de tantas personas chilenas de paz y generosidad. Esas imágenes no solo impactan y duelen en Chile, sino que impactan y duelen en otros países y otras gentes del mundo, especialmente hermanos cristianos", subrayó el prelado, que mostró su pesar a los feligreses de la Parroquia de la Asunción de la Virgen María, y de la parroquia de Carabineros.

"Basta, basta de violencia. No justifiquemos lo injustificable. Dios no quiere la violencia. Nos encontraremos para hacer como comunidad creyente actos de desagravio y de reparación. Ahora los invito a la oración, a purificar nuestro corazón para que no se nos meta ni el deseo de revancha, ni el rencor, ni el odio, ni la violencia", concluyó.

Finalmente, el Episcopado chileno hizo pública la siguiente declaración:

1. Los sucesos de las últimas horas en Santiago y otras ciudades de Chile demuestran que no hay límites para quienes exacerban la violencia. Hemos contemplado con tristeza las agresiones, saqueos y el ataque a lugares de oración, espacios sagrados dedicados a Dios y al servicio solidario de las personas. Nos duele ver un templo patrimonial de Santiago destruido y que se festeje la destrucción. A las comunidades de la parroquia de La Asunción y de la iglesia institucional de Carabineros de Chile expresamos nuestra especial cercanía.

2. Estos grupos violentistas contrastan con muchos otros que se han manifestado pacíficamente. La inmensa mayoría de Chile anhela justicia y medidas eficaces que contribuyan a superar las brechas de desigualdad; no quiere más corrupción ni abusos, espera un trato digno, respetuoso y justo. Creemos que esa mayoría no apoya ni justifica las acciones violentas que causan dolor a personas y familias, dañando a comunidades que no pueden vivir tranquilas en sus hogares ni trabajar, atemorizados por quienes no buscan construir nada, sino más bien destruirlo todo.

3. Este domingo 25 de octubre, la ciudadanía que quiere justicia, probidad, superación de las desigualdades y oportunidades para poder levantarnos como país, no se dejará intimidar por las amenazas de violencia, y concurrirá a cumplir con su responsabilidad cívica. En las democracias nos expresamos con el voto libre en conciencia, no bajo las presiones del terror y la fuerza.

4. Llamamos a todos a contribuir, desde sus propios espacios familiares, laborales y sociales, con una reflexión que nos permita tomar suficiente distancia de la irracional violencia y nos acerque a la amistad cívica. Como nos ha recordado el papa Francisco en su carta encíclica Fratelli tutti, sólo en el cultivo del amor como forma de relacionarnos “haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos”. Desde esta actitud de fraternidad podremos expresarnos con respeto, participar sin temor en democracia y concurrir a la búsqueda del bien común.
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