La diócesis denuncia la indiferencia de las autoridades Asesinan en Chiapas a Simón Pedro Pérez López, catequista indígena, defensor de los derechos humanos

Simón Pedro Pérez López
Simón Pedro Pérez López

"Simón era presidente de la organización cívica Abejas de Acteal, cuyos miembros han emprendido una lucha pacífica en busca de justicia"

Mediante un comunicado, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas expresa su dolor: "una herida abierta para la diócesis, multiplicada por los abusos, injusticia e impunidad, desplazamientos forzados, asesinatos, homicidios políticos, robo de tierras y vehículos"

"Hemos advertido a las autoridades de dichas situaciones y nos hemos hecho portavoces de todas estas denuncias y sufrimientos, pero parece que hay intereses obscuros que generan omisión a las denuncias"

"Esta situación nos urge a pedir a las autoridades gubernamentales que impidan que se repitan hechos similares; que protejan a la población, en particular a quienes defienden los derechos humanos"

(Agencia Fides) – “Con dolor hemos sabido del asesinato de nuestro hermano Simón Pedro Pérez López, indígena tzozil, catequista de la parroquia de Santa Catarina, en Pantelho, diócesis de San Cristóbal de las Casas, quien era presidente de la organización cívica Abejas de Acteal, cuyos miembros han emprendido una lucha pacífica en busca de justicia”.

Así comienza el comunicado de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas, firmado por el obispo, mons. Rodrigo Aguilar Martínez, por el obispo auxiliar, mons. Luis Manuel Alfaro López, por el Canciller y por el Vicario de “Justicia y Paz”.

En el texto, recibido en la Agencia Fides, que lleva la fecha del 6 de julio de 2021, se recuerda: “En el contexto de la espiral de violencia que se vive en Chiapas, sumado al dolor de los pueblos tsotsil, tzeltal, Ch’ ol, Totic y Tojolabal, son una herida abierta para la diócesis, multiplicada por los abusos, injusticia e impunidad, desplazamientos forzados, asesinatos, homicidios políticos, robo de tierras y vehículos. Nuestra memoria nos recuerda los acontecimientos que tuvieron lugar antes de la masacre de Acteal, que luchamos por olvidar”.

La diócesis señala que “varios habitantes del municipio de Pantelhó han denunciado que desde hace varios años vienen sufriendo las amenazas de personas de la autoridad municipal que conspiran con el crimen organizado en la cabecera municipal y diferentes comunidades de Pantelhó. Así como asesinatos de personas que han quedado sin que se aplique justicia”. A continuación, recuerda el asesinato de cuatro personas pertenecientes a un partido político el 13 de marzo de 2021 y señala que “después de las elecciones del 6 de junio se ha incrementado la violencia y los asesinatos en ese municipio”.

Tras citar los análisis del continente latinoamericano y de las dinámicas que generan opresión, terror y muerte, el texto denuncia: “Como diócesis, de varios modos hemos advertido a las autoridades de dichas situaciones y nos hemos hecho portavoces de todas estas denuncias y sufrimientos, pero parece que hay intereses obscuros que generan omisión a las denuncias, se minimiza, se atiende con dádivas y programas que no responden a la situación de fondo. Volvemos a ver en Chiapas la reactivación de las fuerzas que se multaron de paramilitares al crimen organizado, aliados al narco gobierno que han invadido nuestro estado para controlar la resistencia a los pueblos organizados que defienden su autonomía”.

Candidatos asesinados en México

Esta situación, continúa el texto de la diócesis, nos urge a pedir a las autoridades gubernamentales que impidan que se repitan hechos similares; que protejan a la población, en particular a quienes defienden los derechos humanos; que informen sobre los avances de los casos que hasta ahora han quedado impunes. A continuación, lanzan un llamamiento a los autores “intelectuales y materiales” de los actos que causan el terror, la crueldad y la muerte, para que se arrepientan y cambien sus actitudes según el plan de Dios.

Que la sangre de Simón Pedro Pérez y de todas las personas asesinadas – concluyen -, sean semilla para la liberación de niños y niñas indígenas que sufren marginación, persecución y desplazamiento. La sangre clama paz, la sangre clama justicia pero nunca clama venganza”.

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